Durante una entrevista exclusiva con la cadena iraní en lengua árabe Al-Alam, el sheij, reveló detalles sobre esa matanza llevada a cabo por el Ejército nigeriano contra chiíta musulmanes, en el estado de Kaduna, en el noroeste de Nigeria, donde murieron más de 300 civiles, según cifras oficiales.
Aseguró que el gobierno saudita financió esa operación, pero no fue el origen de la crisis, pues las órdenes vinieron de Washington y Londres, para impedir la formación de un Gobierno islámico como el de Irán en esa nación africana.
Respecto al número de los mártires, rechazó las estadísticas del gobierno nigeriano, asegurando que, en total, más de mil personas murieron en esa masacre, entre las cuales se encuentra su familia.
Agradeció a Irán por su apoyo a los chiíes y los musulmanes y a todos los oprimidos del mundo y calificó al país persa como un modelo al que siguieron incluso algunos países no islámicos, para expulsar a los extranjeros de su país y puso de ejemplo a Nicaragua, Haití y Filipinas.
Tras siete años de esa matanza, los reportes e informaciones son aún contradictorias, no sólo en cuanto a la cifra de muertos, sino además, sobre la verdadera causa del ataque y la participación de los gobiernos antes mencionados por el líder nigeriano.
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