Para el también profesor, la inseguridad en la nación caribeña tiene esencialmente un carácter económico, y ante este hecho se deben adoptar acciones concretas para superar ese flagelo, dijo a una radio local.
De igual manera, señaló que se precisa voluntad política para desmantelar a las pandillas y restablecer el clima de paz y apostó por el fortalecimiento de las fuerzas del orden para contrarrestar a los grupos armados.
A inicios de octubre el Gobierno solicitó a Naciones Unidas y Estados Unidos el despliegue de una fuerza especializada para hacer frente a las bandas que bloquean desde hace un mes la distribución de los combustibles con graves consecuencias para los servicios esenciales.
“El pueblo de Haití no está viviendo, está sobreviviendo”, dijo la víspera el ministro de Relaciones Exteriores de Haití, Jean Victor Geneus, ante el Consejo de Seguridad de la ONU y señaló que más de cuatro millones de niños no pueden asistir a las escuelas como consecuencia de la falta de acceso a los combustibles y la violencia.
Por su parte, la representante de la ONU en Haití, Helen La Lime, recordó que Haití está a las puertas de una emergencia humanitaria con la reaparición del cólera y el bloqueo de los hidrocarburos repercute en la respuesta de contención al brote.
“La realidad es que, sin la libre circulación de combustible, Haití no podrá salir adelante de esta crisis actual”, subrayó La Lime.
Mientras en Nueva York se discutía la posible intervención, cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles de Puerto Príncipe, Cabo Haitiano y Les Cayes para expresar su oposición a un nuevo capítulo de ocupación.
En las últimas tres décadas Haití sufrió una decena de intervenciones extranjeras y para los ciudadanos ya es suficiente, aseguraron antes de ser gaseados por la Policía.
jcm/ane