De acuerdo con el reciente informe Mal´aria 2022, de la organización ecologista italiana Legambiente, publicado este miércoles en el sitio digital Euroma, el análisis durante los últimos nueve meses de la calidad del aire en las ciudades de Italia arroja resultados preocupantes.
El estudio apunta que por ley no deben transcurrir más de 35 días con una concentración media de partículas finas superior a los 50 microgramos/metro cúbico, pero en un elevado número de urbes ese parámetro se supera.
Se refiere al umbral recomendado en concentración de PM10, que mide la presencia por metro cúbico en la atmósfera de partículas sólidas o líquidas con diámetros entre 2,5 y 10 micrómetros de polvo, cenizas, hollín, metales, cemento o polen.
En Turín ese valor alcanza las 69, en Milán 54 mientras que en Padua suma 47, indica el análisis, y añade que “la contaminación hace el aire irrespirable en el valle del Po, entre las emisiones de gases de efecto invernadero y las lluvias cada vez menos frecuentes”.
En Roma se supera el valor máximo de PM10 en un 65,0 por ciento, el de PM2,5 en un 123,0 por ciento y el de otras sustancias, como el dióxido de nitrógeno (NO2), en un 187,0 por ciento, según resultados que recogen diariamente doce unidades de control.
El valor límite sugerido por la Organización Mundial de la Salud para PM10 es de 15 microgramos/metro cúbico, para PM2,5 de cinco y en el caso del NO2 es de 10 microgramos/metro cúbico.
Giorgio Zampetti, director general de Legambiente, declaró que «no hay más tiempo que perder. Debemos cuidar la dramática condición de la calidad del aire de nuestros centros urbanos y, al mismo tiempo, hacer que nuestras ciudades sean más seguras y habitables”.
En tal sentido propuso medidas para mejorar la calidad del aire, como reducir el límite de velocidad en autopistas de 130 a 100 kilómetros por hora para bajar un 20,0 por ciento las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y un 40,0 por ciento las de NO2”.
También se refirió a una ampliación de la oferta de movilidad, sobre todo del transporte público, compartido y totalmente eléctrico, así como a la implantación en cada ciudad de zonas con tráfico limitado y de baja emisión.
“Es necesario actuar en dos frentes distintos pero complementarios. El primero son las medidas de incentivo que favorezcan la elección del transporte público local y otras formas de movilidad sostenible”, afirmó.
El segundo se relaciona con la implementación de nuevas variantes de transportación alternativas al automóvil, y en tal sentido “el nuevo gobierno tiene por tanto un importante desafío por delante, el de iniciar la transición verde de la movilidad del país”, añadió Zampetti.
mem/ort