Con la emisión de este tipo de bonos, Uruguay vinculó el costo de la deuda al cumplimiento de objetivos ambientales. “Es la primera vez que las finanzas y el ambiente se entrelazan”, consignó Arbeleche
“Estamos todos alineados midiendo la cuentita de la reducción de gases de efecto invernadero y las hectáreas de bosque nativo. Son metas ambiciosas y vamos a trabajar para lograr esos objetivos”, subrayó la titular del MEF.
Fue el debut uruguayo en el mercado de los bonos sostenibles con una emisión en dólares a pagar en 2034 por un monto global de mil 500 millones de dólares.
Según las autoridades financieras, resulta pionera en el mundo por la posibilidad de pagar menos intereses si se sobrecumplen metas ambientales y considera el área de bosque nativo como indicador clave.
Por ejemplo, si Uruguay sobrepasa las metas (reduce 52 por ciento los gases de efecto invernadero e incrementa tres por ciento el área de bosque respecto a los años de referencia), la tasa de interés que se tiene que pagar a los inversionistas cae en 30 puntos básicos (15 por cada objetivo) desde octubre de 2027 hasta el vencimiento.
De esta forma el país sudamericano vincula el costo de la deuda al cumplimiento de objetivos ambientales; establece además que el desarrollo sustentable se convierta en objetivo conjunto de los sectores público y privado.
Arbeleche defiende que por primera vez un instrumento de deuda ata los compromisos del Acuerdo de París con una consecuencia.
Por su parte el jefe de mercados de HSBC Uruguay, Santiago Vitacca, calificó la operación como “histórica” para el gobierno uruguayo, y destacó que su diseño “transforma” un compromiso no vinculante como el Acuerdo de París “en algo que termina afectando las finanzas”.
“Se asume un grado de compromiso superior”, dijo al diario El Observador. “No hay ninguna duda que el mundo va para ahí», acotó.
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