El accidente orográfico, que se yergue casi 20 mil pies en el sureste de Tanzania, arde desde la víspera sin que los especialistas tengan idea clara de cómo, cuándo, dónde y por qué comenzó el siniestro.
De inmediato no existen reportes de víctimas humanas por la deflagración aunque se teme que dañe el ecosistema y cause sensibles pérdidas a la fauna y sobre todo a la flora de la mayor elevación de África, casi dos años después de un desastre similar que devastó casi 100 kilómetros cuadrados de su entorno.
Tan pronto se declaró el siniestro las autoridades evacuaron a los turistas y montañistas que todos los años visitan el lugar, uno de los principales recursos de la industria sin humo de este país africano.
La voracidad del incendio, las densas nubes de humo que despide y la fuerza de los vientos impiden de momento la llegada de los bomberos al epicentro al igual que la llegada al lugar de directivos de la Agencia de Parques Nacionales de Tanzania, encargados de evaluar las consecuencias de la catástrofe.
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