Los nuevos casos, internados en el hospital capitalino de Mulango, llevan el total de infectados a cinco mientras el de fallecidos, entre certificados y sospechosos a 65, a pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias ugandesas por controlar el brote, detectado por primera vez a fines del mes pasado.
Ambos pacientes fueron trasladados a la unidad de aislamiento de Mulango y es probable que más tarde hoy sean llevados a un hospital en la ciudad de Entebbe (sureste) para separarlos de los pacientes en cuarentena.
A pesar de la propagación de la dolencia, el ministro de Información ugandés, Godfrey Kabyanga, estimó que “la epidemia debería revertirse y eliminarse” para fines de este año.
El director interino de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África, Ahmed Ogwell, apuntó en contrapartida que los datos actuales ‘implican un riesgo de propagación en el país y sus vecinos”, aunque descartó la adopción de medidas de emergencia.
Los esfuerzos de las autoridades ugandesas para evitar la expansión del virus se explican por las catastróficas consecuencias de la epidemia de Ébola que entre 2014 y 2016 contagió a 28 mil 646 personas en África, Europa y América de las cuales 11 mil 323 murieron.
Otra vez, entre 2018 y 2020, la dolencia reapareció en la República Popular del Congo contagió a tres mil 470 personas en ese país, la vecina Uganda y Tanzania de las cuales dos 280 fallecieron.
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