Las muertes se produjeron después de tres semanas de incidencia mínima de violencia en el país, según informes policiales.
Figueroa, un sargento jubilado de la Policía de Puerto Rico de 68 años de edad que llevaba mucho tiempo al frente de FUPO, mató en la mañana del sábado a Iraida Hornedo Camacho, empleada de 57 años del ayuntamiento capitalino, y luego se suicidó.
Ambos fueron localizados en el vehículo del dirigente gremial poco después de las 6:00 de la mañana del sábado en el área de Río Piedras, luego que a las 2:45 de la madrugada la esposa de Figueroa lo notificara como desaparecido.
Más tarde, en el municipio de Cataño, en el lado sur de la bahía de San Juan, se produjo el doble asesinato de un joven de 23 años, con expediente delictivo por narcotráfico, y un adolescente de 14 años que le acompañaba.
El domingo cerró con otras tres muertes, una temprano en Hato Rey, cerca de la zona bancaria de San Juan, otra en Cidra (centro) y la tercera en Yabucoa (oriente).
Originalmente, el viernes se produjeron sendos asesinatos en Caguas (centro), Toa Baja y Arecibo, ambos municipios en el norte del país.
La generalidad de los casos están vinculados al tráfico de drogas.
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