“Estas enormes ráfagas de radiación cósmica, conocidas como Miyake Events, han ocurrido aproximadamente una vez cada mil años, pero no está claro qué las causa”, dijo el doctor Benjamín Pope, de la Facultad de Matemáticas y Física del centro universitario.
El líder del equipo explicó que la teoría principal es que son enormes erupciones solares, pero subrayó que “necesitamos saber más, porque si una de estos ocurriera hoy, destruiría la tecnología, incluidos los satélites, los cables de Internet, las líneas eléctricas de larga distancia y los transformadores, y el efecto en la infraestructura global sería inimaginable”.
El primer autor, estudiante de pregrado en Matemáticas, Qingyuan Zhang, desarrolló un software para analizar todos los datos disponibles sobre los anillos de los árboles.
«Debido a que puedes contar los anillos de un árbol para identificar su edad, también puedes observar eventos cósmicos históricos que se remontan a miles de años», precisó Zhang.
Detalló que cuando la radiación golpea la atmósfera, produce carbono-14 radiactivo, que se filtra a través del aire, los océanos, las plantas y los animales, y produce un registro anual de radiación en los anillos de los árboles.
En cuanto al procedimiento seguido explicó que modelaron el ciclo global del carbono para reconstruir el proceso durante un período de 10 mil años, para obtener información sobre la escala y la naturaleza de los eventos de Miyake.
La teoría común hasta ahora ha sido que tales eventos son llamaradas solares gigantes, “pero nuestros resultados desafían esto”, sostuvo Zhang.
El equipo demostró que no están correlacionados con la actividad de las manchas solares que, de hecho, algunas duran uno o dos años.
«En lugar de una sola explosión o destello instantáneo, lo que podemos estar viendo es una especie de tormenta o estallido astrofísico», remarcó.
En opinión de Pope el hecho de que los científicos no sepan exactamente qué son los eventos de Miyake, o cómo predecir su ocurrencia, es muy inquietante.
Alertó de que según los datos disponibles, hay aproximadamente un uno por ciento de posibilidades de ver otro en la próxima década, pero “no sabemos cómo predecirlo o qué daños puede causar. Estas probabilidades son bastante alarmantes y sientan las bases para futuras investigaciones”, comentó el científico.
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