Los miembros del ese órgano subrayaron que hechos como el ocurrido en esa depósito en la provincia de Hadramut el pasado 21 de octubre también ponen en peligro la seguridad marítima, incluidos los derechos y libertades de navegación previstos en el derecho internacional.
En ese sentido enfatizaron que cualquier escalada del grupo rebelde solo exacerbará el sufrimiento de la población de Yemen, por lo que pidieron el cese inmediato de tales ataques.
Al propio tiempo instaron a Ansar Allah (Partidarios de Dios/hutíes) a respetar sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario, dar prioridad al pueblo yemenita y participar constructivamente en los esfuerzos para renovar la tregua.
El Consejo reiteró su apoyo al enviado especial de la ONU, Hans Grundberg, en sus esfuerzos por lograr un acuerdo político negociado, inclusivo y liderado por los yemenitas basado en las referencias acordadas.
El pasado 22 de octubre, el ministro de Asuntos Exteriores del país árabe, Ahmed Bin Mubarak, expresó su rechazo a los ataques de Ansar Allah contra dos puertos petroleros en el sur de Yemen.
La guerra en la empobrecida nación árabe se prolonga ya por más de ocho años, cuando el movimiento rebelde tomó las armas y ocupó grandes extensiones del territorio nacional, incluida Adén, su capital.
En 2015 una coalición árabe, encabezada por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del Ejecutivo.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 23 millones de yemenitas, de un total de 31 millones, necesitan asistencia humanitaria o protección, pero las agencias de la ONU solo pueden proporcionar ayuda a 11,6 millones cada mv/mes.
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