Ollantay Itzamná*
La finalidad fue: “Intercambiar lecciones aprendidas en el acceso a la tierra, en la época neoliberal, y consensuar acciones, no sólo para acceder a más tierra, sino para avanzar hacia la soberanía alimentaria desde los territorios para el Buen Vivir, cuidando a la Madre Tierra”.
Tierra: tensión estructural y sus actores
Durante el primer día abordaron las causas, actores y consecuencias de la “tensión estructural” agraria, los resultados de la vigencia del “libre mercado de tierras” para campesinos, las prácticas de la soberanía alimentaria y el Buen Vivir en los territorios.
Mediante una metodología asamblearia, conversaciones grupales y plenarias interactivas y festivas, sin conferencias, ni exposiciones de “expertos en la materia”, llegaron a las siguientes conclusiones:
Conclusiones del debate
La conflictividad agraria en el acceso a la tierra “comenzó cuando nosotros aceptamos y asumimos la idea de la propiedad capitalista de la tierra, y en especial la propiedad individual, sin darnos cuenta que con esa idea venía todo el paquete capitalista (comprar a ellos las semillas, los insumos, los fertilizantes, y venderles nuestros productos al precio que ellos ponen)”, concluyó el coordinador de CODECA, Mauro Vay.
Función del Estado/empresas. Relativo a la función del Estado en la distribución de la tierra, y en la tensión estructural que esto genera en el país, la conclusión de los grupos de trabajo fue: “El Estado históricamente quitó tierra a campesinos e indígenas para entregar como propiedad privada a los empresarios. En este sentido, el Estado nación opera como aliado para enriquecer aún más a las empresas que acaparan suelos, contaminan y desvían ríos. Y a los campesinos nos castigan como a enemigos internos del Estado”.
Libre mercado de tierras. Otro de los contenidos abordados fue el “libre mercado de tierras”, mediante Fondo de Tierras, establecido como fruto de la firma de los Acuerdos Paz (1996). Al respecto las y los participantes concluyeron: “Utilizando el libre mercado de tierras los finqueros nos vendieron suelos inservibles/ contaminados a precios que ellos quisieron. El Fondo de Tierras nos amarró a deudas impagables.” Y efectivamente, se entregaron tierras a campesinos, luego de largos procesos administrativos y elevados costos económicos, pero sin ningún tipo de políticas públicas agrarias integrales. Y al final, los campesinos al no tener ningún tipo de asistencia, ni caminos, ni mercados, se vieron obligados a vender a precios bajos los suelos adquiridos a las empresas de monocultivos.
Soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria y el buen vivir también fue parte de la agenda del encuentro. En esta materia las y los campesinos presentes concluyeron que después de casi tres décadas del “libre mercado de tierras”, y de la euforia de la “Revolución Verde”, el país se ha convertido en un “pueblo de pueblos enfermos”, consumiendo comida transgénica y cancerígena sin mayor cuidado, ni control. “Hemos abandonado nuestras semillas nativas, nuestros abonos e insumos orgánicos para consumir productos foráneos”, concluyeron.
Territorios. Al abordar la situación de la reconstrucción de los territorios originarios y campesinos, concluyeron: “Por la pérdida de nuestra memoria histórica de los pueblos, y por la negativa del Estado y empresas de respetar nuestro derecho al territorio, no se ha logrado aún avanzar lo suficiente en esta agenda, y será una de las principales tareas para el próximo proceso constituyente popular y plurinacional”.
“El resultado de esta aceptación de la idea capitalista de la tierra no es únicamente el individualismo, ni el despojo de la tierra. El mayor resultado es el empobrecimiento, mayor endeudamiento, el analfabetismo, la mala alimentación, la desnutrición y la muerte anunciada.” Concluyó Emilio Girón, representante proveniente del Departamento de San Marcos.
Compromisos asumidos por campesin@s plurinacionales
Entre los compromisos asumidos por las y los productores y defensores de los derechos campesinos y de la soberanía alimentaria, en su segunda jornada están:
– Fortalecer y ampliar la organización de trabajadores del campo con claridad política. Como consecuencia de la imposición del sistema neoliberal (desde el momento de la firma de los Acuerdos de Paz), el Estado y las empresas anularon casi por completo la sindicalización campesina. Las organizaciones no gubernamentales (que también florecieron post Acuerdos de Paz) también anularon la capacidad organizativa territorial de las comunidades beneficiarias de sus proyectos. En este sentido, el fortalecimiento y ampliación de procesos de articulación comunitarias con claridad política es una urgente necesidad.
– Construir y consolidar el poder local para continuar impulsando el proceso constituyente popular y plurinacional. Estas comunidades campesinas, junto a otras centenas de comunidades organizadas en resistencia, desde hace más de una década, vienen impulsando/ socializando ideas y propuestas para consensuar los contenidos de la nueva Constitución Política, mediante “un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional”.
“Necesitamos leyes escritas por nosotros mismos. Necesitamos un Estado plurinacional que proteja a la Madre Tierra como sujeto de derechos, y así avanzar hacia el Buen Vivir…”, fue un sentir reiterado por las y los presentes.
– Impulsar Ley de tierras. Regular el acceso a la tierra para superar el acaparamiento y avanzar hacia la soberanía alimentaria desde las comunidades y territorios, fue otro de los compromisos de las y los participantes en un país donde prácticamente el uno por ciento de propietarios ricos acapara más del 90 por ciento de los suelos de cultivo. Mientras, más del 60 por ciento de la población subsiste en la línea del empobrecimiento. En Guatemala no existe Ley de tierras.
– Educarnos y educar a los nuestros. La educación desde las comunidades para superar “el consumismo y la mala alimentación, produciendo con nuestras semillas nativas, sistemas de cultivo amigable con la Madre Tierra, generando nuestros mercados de intercambio”, fue otro de los compromisos asumidos.
De esta manera, bajo las sombras de los árboles de cacao, envueltos por la atmósfera fresca del suelo húmedo, sin la presencia de los medios corporativos, ni tampoco de los medios alternativos (del asfalto), concluyeron sus dos días de fecunda convivencia comunitaria.
Al parecer, en estos tiempos, en Guatemala, la lucha del campesinado ya no es únicamente por la tierra, sino por la Vida en los territorios. “No sólo nos despojaron de nuestros territorios, sino que, ahora, nuestros cuerpos también están envenenados por la comida chatarra y nuestras mentes enfermas por el consumismo”, resumió uno de los entrevistados al finalizar la jornada.
rmh/oi
*Defensor de Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos desde Abya Yala
(Tomado de Firmas Selectas)