En un discurso televisado, el jefe de la Resistencia islámica libanesa subrayó que Líbano obtuvo sus demandas en la disputa contra Tel Aviv al preservar la línea 23, el campo de Qana y los bloques decretados por el Estado sin compensación alguna a la entidad enemiga.
La máxima figura de Hizbulah indicó que en el texto final hay un compromiso israelí de no emprender actividad hacia una pequeña área de 2,5 kilómetros situada al sur de la línea 23, “la que debe ser liberada», sentenció.
Nasrallah señaló la importancia del levantamiento de las sanciones a las empresas internacionales por parte de Estados Unidos para trabajar en los bloques y la prohibición a Israel de impedir en absoluto las labores en el mar de Líbano.
El líder de la Resistencia manifestó que incluso en el área con Chipre, la participación de la nación de los cedros en la zona económica exclusiva se expandirá después de esta demarcación.
Rechazó cualquier sospecha de normalización o reconocimiento del Estado israelí y en ese sentido, Nasrallah preponderó la posición oficial unificada, el papel de la Resistencia y el apoyo popular en la solución de la disputa fronteriza.
Enfatizó que la Línea 23 le impone a Líbano la liberación de sus aguas territoriales y la soberanía para beneficiarse de la riqueza de gas y petróleo.
Manifestó que las negociaciones nunca fueron fáciles hasta la firma del acuerdo el jueves último; sin embargo, la solidez y firmeza de Líbano fue esencial para vencer las amenazas de destrucción de Tel Aviv y la presión de la mediación de Estados Unidos.
Agregó que la Resistencia no dudará ir a la guerra si los intereses nacionales están amenazados, al tiempo que indicó que nadie podrá extraer gas de impedir este derecho al país.
El jueves, Líbano e Israel entregaron al mediador estadounidense, Amos Hochstein, y a la representante de las Naciones Unidas aquí, Joanna Wronecka, el documento de entendimiento relacionado con la demarcación.
Las conversaciones indirectas para delimitar la frontera marítima entre Beirut y Tel Aviv comenzaron el 14 de octubre de 2020 y luego de una pausa desde 2021, la presencia de la plataforma greco-británica Energean Power en las aguas del sur avivó a inicios de junio pasado la disputa entre las dos naciones.
Ambos países están en situación de guerra desde el establecimiento del Estado de Israel en Palestina en 1948 y a lo largo de estos años muchos crímenes y ataques perduran en la memoria del pueblo de Líbano ante las ambiciones de Tel Aviv por apoderarse del agua del río Litani y la riqueza petrolera y gasífera.
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