Las elecciones tienen «un solo ganador: el pueblo brasileño», afirmó el aspirante presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) en su primer pronunciamiento al derrotar en urnas al mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ambicionaba reelegirse por el Partido Liberal.
Con el 99,97 por ciento de las urnas escrutadas, Lula recibió un 50,90 por ciento de los votos y Bolsonaro obtuvo 49,10, después de que ambos disputaran el balotaje por no lograr en el primer pleito del 2 de octubre la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación nacional para ser electo.
En su discurso, el extornero mecánico también admitió que «llegamos al final de una de las elecciones más importantes de nuestra historia, que puso frente a frente dos proyectos opuestos de país».
Aclaró que no fue una «victoria mía o del PT, sino de un inmenso movimiento democrático, que se formó por encima de los partidos políticos, de los intereses personales, de las ideologías, para que la democracia saliera vencedora».
Reiteró que retornaba al poder «para gobernar este país en una situación muy difícil. Pero tengo fe en que con la ayuda del pueblo encontraremos una salida para que ese país vuelva a vivir democráticamente, armónicamente».
Además, agregó, para que «la gente pueda incluso restablecer la paz entre las familias, los divergentes, para que la gente pueda construir el mundo que nosotros necesitamos, y Brasil».
Para Lula, en este histórico 30 de octubre, la mayoría del pueblo brasileño dejó bien claro que desea más y no menos democracia.
«Desea más y no menos inclusión social y oportunidades para todos. Desea más y no menos respeto y entendimiento entre los brasileños. En definitiva, desea más y no menos libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país», apuntó.
El expresidente remarcó que el «pueblo brasileño demostró hoy que desea más que ejercer el derecho sagrado de elegir quién gobernará su vida, quiere participar activamente en las decisiones del gobierno».
Asimismo, «desea más que el derecho a simplemente protestar que tiene hambre» y no tiene empleo, salario suficiente para vivir con dignidad, acceso a la salud y educación y no hay ninguna perspectiva de futuro.
“El pueblo brasileño quiere recuperar la esperanza”, subrayó.
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