En su huida ante los actos violentos, numerosos desplazados, los cuales carecen de suficientes alimentos y agua, recorrieron más de 80 kilómetros a pie para encontrar refugio, declaró a la prensa local el Comisario de ayuda humanitaria en Nilo Azul, Ramadan Yasin.
Según el funcionario, en medio de esa compleja situación, aún otras personas se quedaron atrapadas en zonas residenciales de Wad El-Mahi, Bau y El Tadamon, donde ocurrieron los conflictos.
Otras fuentes señalaron que, en medio de una tensa calma reinante, en Nilo Azul, aun no se enterraron numerosos cadáveres y muchos residentes están a punto de quedarse sin alimentos.
Ante esa situación, autoridades locales pidieron al gobierno central y a países donantes ayuda para los desplazados con carácter urgente, entre ellos alimentos, medicinas y casas de campaña.
La violencia entre comunidades estalló desde mediados de julio pasado al sur de la ciudad de El Roseries, cerca de Wad El-Mahi, cuando integrantes de las tribus indígenas Funj, Hamaj y Birta, embistieron a las familias hausa al parecer por el control de la propiedad de las tierras.
A los hausa se les acusa también de intentar el establecimiento de un cacicazgo tribal en la región, planteamiento que rechazan otras comunidades locales.
Tales choques entre grupos étnicos, los cuales se recrudecieron en setiembre y en lo que va de este mes, causaron la muerte de más de 200 civiles y heridas a decenas, de acuerdo con datos de líderes comunitarios.
En Nilo Azul, donde está vigente un toque de queda nocturno, en aras de contener la actual ola de violencia y restablecer la paz el Ejército desplegó recientemente adicionales refuerzos militares.
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