La jornada dominical resultó el quinto día de manifestaciones desde el feriado del 2 de noviembre.
Partidarios de Bolsonaro se oponen al tercer triunfo electivo de Lula, candidato del Partido de los Trabajadores, y piden intervención militar a las Fuerzas Armadas.
El portal R7 asegura que en Sao Paulo, los manifestantes ocuparon las calles de Ibirapuera, frente al Comando Militar del Sudeste.
Las protestas en Río de Janeiro también ocurrieron ante un cuartel, en el Comando Militar del Este, en la plaza Duque de Caxias.
El acto en Salvador, capital del norteño estado de Bahía, ocurrió asimismo frente al establecimiento militar de Mouraria.
Porto Alegre, capital del estado Rio Grande do Sul, tuvo protestas en el centro de la ciudad, y, en Recife, principal urbe de la división territorial de Pernambuco (nordeste), los adeptos del exmilitar se agruparon frente al Comando Militar del Nordeste.
En Brasilia, hubo manifestaciones en apoyo a Bolsonaro, con cerca de 100 personas en motocicletas en el entorno de la Explanada de los Ministerios.
Tales movilizaciones estuvieron acompañadas la semana pasada por bloqueos de carreteras que protagonizaron camioneros simpatizantes del derrotado excapitán del Ejército.
Al respecto, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, afirmó el 3 de noviembre que las manifestaciones que impugnan los resultados de los comicios presidenciales son «ilícitas, antidemocráticas y criminales».
De Moraes insistió también en que la mayoría de los votantes consintió democráticamente el resultado del pleito y quienes no lo aceptaron, y «están practicando actos antidemocráticos», «serán tratados como criminales».
Los electores son demócratas, «creen en la democracia, creen en el Estado de Derecho, comparecen (a las urnas), votan a sus candidatos y aceptan democráticamente el resultado de las elecciones», recalcó el magistrado.
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