Durante una reunión extraordinaria, los ministros de Finanzas del viejo continente cuestionaron el masivo plan de subvenciones a empresas aprobado por la administración del presidente Joe Biden y lo consideraron “una ayuda excepcional contraria a las reglas del comercio internacional”.
El titular francés, Bruno Le Maire, llamó a la Comisión Europea a brindar una respuesta contundente a la iniciativa estadounidense, que constituye motivo de profunda preocupación para el gobierno galo.
Mientras, desde Alemania, el ministro del campo, Christian Lindner, insistió en que era necesario hacer «todo para evitar un escenario de ‘ojo por ojo’ o inclusive una guerra comercial».
Por su parte, el comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis, dijo que el tema estaba siendo discutido detalladamente con sus homólogos estadounidenses.
En tanto, el comisario europeo de Mercado Interno, Thierry Breton, llegó a amenazar con «medidas de represalia» por considerar que los subsidios estadounidenses eran contrarios a las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La controversial medida es una de las acciones incluidas en la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, que contempla un sistema de inversiones por unos 370 mil millones de dólares para enfrentar el cambio climático.
En el caso particular de los autos eléctricos, el gobierno de Estados Unidos conferirá créditos de hasta 7 mil 50 dólares a aquellas empresas que compren vehículos fabricados dentro de las fronteras del país. Por tanto, los productores europeos competirán en desventaja en el mercado estadounidense.
En sesiones de trabajo previas, la UE instó a Estados Unidos a que le conceda a los productos europeos las mismas exenciones que otorga a los automóviles construidos en Canadá y México.
Como resultado de esta petición, Bruselas y Washington establecieron un grupo de trabajo para tratar de encontrar soluciones.
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