Por Orlando Oramas León
Corresponsal en Uruguay
La incautación en octubre de al menos 200 kilogramos de cocaína, en un buque que estaba en tránsito en el puerto de Montevideo, encendió las alarmas sobre planes de utilizar a Uruguay como punto de exportación de drogas.
La Armada Nacional dio cuenta del hallazgo de la carga ilícita escondida en bolsos en una embarcación que tenía como destino final Tenerife, Canarias, España. El buque hizo una escala prevista en el puerto brasileño de Santos.
Eso fue en octubre, pero en este noviembre, en el norteño departamento de Tacuarembó, resultó decomisado un envío de casi media tonelada de droga desembarcada desde una avioneta, al parecer procedente de Brasil.
Ambos hechos coinciden en opinión del investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico, Nicolás Centurión, quién recientemente habló sobre el tema con la fundación InSight Crime, que estudia temas de seguridad.
PUERTO DE MONTEVIDEO EN EL COLIMADOR
“La atención de los narcos se focalizó en Uruguay, sobre todo en el puerto de Montevideo por su posición geográfica y por los controles de los que son objeto los países productores. Los narcos buscan alternativas porque el negocio tiene que seguir funcionando”, dijo el experto.
Igualmente consideró que en el puerto de Montevideo hay puntos ciegos para la seguridad por fallas en los escáneres, que faltan también en otras terminales portuarias. Acotó que Uruguay puede estar cerrando la racha afortunada que lo posicionó como el país con menores índices de criminalidad en América Latina.
Centurión aseguró que los homicidios aumentaron casi 40 por ciento este año en relación con 2021. Los decomisos de cocaína, pasta base de coca y marihuana, entre otras sustancias ilícitas, van en aumento, y las organizaciones narcotraficantes uruguayas se están sofisticando, añadió.
El analista refirió en este entorno lo que calificó de dos escándalos relacionados con pasaportes que afectan al gobierno nacional. Uno de ellos sobre con el narcotraficante Sebastián Marset, prófugo de la justicia, quien se autoproclama líder del Primer Cartel Uruguayo y recibió un pasaporte nacional estando preso en Dubái el pasado año.
El otro escándalo lo protagoniza el excustodio presidencial Alejandro Astesiano, detenido y bajo investigación por falsificación de documentos y venta de pasaportes.
Señaló Centurión además la utilización del territorio nacional para el sobrevuelo de avionetas de las redes de narcotraficantes.
En 2018 se detectaron entre 700 y 800 pistas irregulares de aterrizaje; esto es un gran número para un territorio pequeño como el uruguayo, llano por demás y que permite los vuelos a baja altura y las descargas aéreas de alijos de drogas.
COSTOS DEL COMBATE
Según el gobierno, la guerra contra el narcotráfico exhibe hoy resultados en el número de detenidos, droga y bocas de expendio incautadas, pero también incide en el aumento de los casos de homicidios.
Así lo indican cifras del Ministerio del Interior (MI) divulgadas por la prensa, que dan cuenta de 43 asesinatos en mayo y 38 en octubre, lo cual duplica el registro del año anterior.
De acuerdo con el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, citado por el diario El País, resulta un “lamentable” efecto de una estrategia que está dando “buenos resultados”. La fuente afirmó que en 2021 hubo “récord de bocas desarticuladas”, unas mil 152, y en el período fueron incautados mil 196 kilos de pasta base.
Igualmente resultaron indagadas cuatro mil 673 personas y mil 467 condenadas por delitos relacionados con el narcotráfico.
El Ejecutivo presume además el decomiso de más dinero que nunca a las bandas del crimen organizado: casi 17,5 millones de pesos y 743 mil dólares.
A juicio de Heber, el MI combate a unos 45 grupos delictivos en Montevideo con el propósito de desarticularlos. De acuerdo con su tesis, al haber “menos droga, menos plata y menos boca se disputa mucho más duramente el territorio que antes”, lo cual desató “una guerra violenta entre bandas que provoca muchos asesinatos”.
Se trata entonces de dos contiendas, la que libra el gobierno contra el crimen organizado, y la que se disputa entre clanes familiares con la marca narco en ejecuciones, cuerpos incinerados y desmembrados.
Los Segales, los Delfino, los Montenegro, la Turca y los Vallejos son nombres asociados a estas bandas que se matan entre sí, y a las que el gobierno atribuye el incremento de los asesinatos en el país.
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