Cortez Masto derrotó en los comicios de medio término al republicano Adam Laxalt, lo cual le otorgó una estrecha mayoría al Partido Demócrata con 50 escaños frente a 49 republicanos, suficiente para ganar los designios del Senado por dos años más.
A esta victoria de la senadora latina se unió el triunfo de los tres titulares demócratas de la Cámara que se postularon para la reelección en sus distritos, destacó el periódico The Hill.
Sin embargo, las elecciones intermedias aún no han terminado: la carrera por el Senado en Georgia se llevará a cabo en una segunda vuelta el 6 de diciembre, lo cual dará a los demócratas una oportunidad de ampliar su mayoría en un escaño adicional.
El Partido Demócrata llegó a las elecciones intermedias en un entorno político marcado por la inflación altísima, las preocupaciones sobre el aumento de la delincuencia y los temores de una recesión económica inminente.
Todo ello, unido a la sombría perspectiva histórica de que el partido en el poder casi siempre pierde terreno en las elecciones intermedias, amenazaba con barrer a los demócratas de sus dos mayorías en el Congreso, según analistas.
La lucha por el control del Senado finalmente se centró en un puñado de estados en disputa, desde Pensilvania hasta Arizona.
Si bien los demócratas se encontraron jugando a la defensiva en lugares como Georgia, Nevada, New Hampshire y Arizona, también buscaron escaños ocupados por republicanos en Pensilvania, Wisconsin y Ohio.
El llamado a las urnas del 8 de noviembre redefine el control del Congreso a partir de la decisión sobre 35 de los 100 escaños del Senado y los 435 de la Cámara de Representantes.
A su vez, los estadounidenses votaron por el destino de 36 gobernaciones y una serie de puestos estatales fundamentales, desde secretarios de Estado hasta jueces del Tribunal Supremo, lo cual, sin dudas, influirá igualmente en el resto de la presidencia de Joe Biden.
Estas elecciones de medio término se consideran cruciales para los comicios presidenciales de 2024.
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