Como señalaran voceros del Partido Morena, se trató de una “manifestación de la clase media y alta” pues, aunque asistieron decenas de miles de personas y realmente fue masiva, entre el gentío se vieron muy pocas personas de esos niveles sociales hacia abajo.
Cuando se analizan a los organizadores de la marcha, dijeron los morenistas, se confirma esta verdad de Perogrullo de que fue una expresión clasista del conservadurismo que mostró sus músculos contra el mandatario más que defender al INE, la justificación de la protesta, dijo un dirigente oficialista.
Entre los que llamaron a participar están los dos expresidentes de México que más manipularon el INE en las elecciones fraudulentas de 2006 para robar la presidencia a López Obrador, Vicente Fox -quien no ocultó que “tuvo que cargar los dados para que no ganara Amlo”- y Felipe Calderón, favorecido del fraude.
Pero los principales son los empresarios Claudio X. González, Gustavo de Hoyos Walther y los líderes de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Democrático (PRD), cabezas visibles de la marcha.
Todos desdeñaron el ofrecimiento del gobierno de Claudia Sheimbun a solicitud de López Obrador, de liberar el Zócalo para que concentraran allí a los marchistas y hacer el mitin.
Todo hace indicar que temieron no poder llenarlo y prefirieron otras alternativas hasta que finalmente optaron por el Monumento a la Revolución, más pequeño y fácil de abarrotar, dijo el diputado Hamlet García Almaguer.
Una masividad media no sorprendió e incluso era esperada tanto por el gobierno como los partidos políticos aliados encabezados por Morena, cuyos líderes saben que los intereses de la Cuarta Transformación de primero los pobres, no apetecen a la mediana y alta burguesía, e incluso a una parte de la pequeña, y a ciertos sectores de la denominada burguesía proletaria, burócratas y técnicos empleados de grandes industrias.
A esta madeja clasista, López Obrador le puso cifras en su conferencia matutina en Mérida el viernes cuando dijo: “Pues sí, estoy muy consciente de eso porque no son pocos, yo tengo una aceptación de 70 por ciento, pero tengo como 26, 28, 30 por ciento en contra. Estamos hablando de 25 a 30 millones de personas”.
Claudio X González y otros líderes conservadores, intentaron hoy sacar a toda esa gente a la calle con movilizaciones simultáneas, según ellos, en 22 estados donde la concurrencia, por supuesto, fue infinitamente menor que en la capital, donde contaron con gobernantes de la mayoría de las alcaldías que están a su merced, como las populosas de Cuahtémoc, Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán y Miguel Hidalgo, entre otras.
El presidente estatal de Morena, Sebastián Ramírez, dijo que eso confirma que la movilización está orquestada por partidos políticos de oposición y no tiene nada de ciudadana, y el secretario nacional de Cultura, Tomás Pliego, exhibió un mensaje de la consejera del Instituto Electoral capitalino, Carolina del Ángel, en el que convoca a trabajadores públicos a la marcha.
Políticos contrarios a la marcha, consideran que lo útil de esta -más allá de que la oposición se quitara las máscaras y desgarrara sus vestiduras por su instrumento de fraude- es que el conservadurismo tiene un nivel de fuerza y resortes socioeconómicos con un peso específico en el próximo evento comicial, que no lo pueden desdeñar.
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