El 1 de septiembre de este año, un individuo llamado Fernando Sabag apuntó con una pistola a la cabeza de la también titular del Senado, pero el arma no se disparó.
El hombre, su novia Brenda Uliarte y otro sospechoso (Gabriel Carrizo) permanecen detenidos.
Fernández publicó un video en la red social Twitter, en el que se señala que “la investigación sobre lo ocurrido comenzó muy mal y a las pocas horas del atentado, bajo la custodia de Capuchetti, fue borrado el contenido del celular de Sabag”.
Durante días, la jueza demoró la detención de sus cómplices Uliarte y Carrizo. A eso se sumó la paralización de la causa cuando aparecieron pruebas que vinculan a dirigentes de la oposición con el ataque, explica el material.
Asimismo, indica que fueron rechazados los pedidos de análisis del teléfono de Hernán Carrol, miembro del grupo extremista Nuevo Centro Derecha, a quien Sabag nombró como la persona que se haría cargo de su situación y de designar sus abogados.
En el pasado, Carrol viajó al exterior con el jefe de gabinete de la Dirección de Inteligencia, a cargo del secretario de Seguridad durante el mandato de Macri (2015-2019), Gerardo Milman. Cuando lo citaron a declarar, era tarde. El día anterior borró todo el contenido de su móvil, apunta.
Por otra parte, el video explica que Milman, ahora diputado del partido opositor Propuesta Republicana, presentó el 18 de agosto un documento en el que alertaba sobre un posible falso atentado contra Fernández.
El 31 de agosto, un día antes del ataque, solicitó informes sobre el funcionamiento de la custodia de la vicepresidenta y su familia, la cantidad de agentes y vehículos asignados en cada uno de sus domicilios.
¿Para qué quería Milman tener acceso a esa información tan sensible? Aún no lo sabemos porque Capuchetti nunca lo investigó, asevera el material.
La jueza tampoco indagó sobre una pista fundamental. Durante el allanamiento del domicilio de Uliarte se encontró una nota manuscrita sobre la Regla Tueller, una doctrina que calcula el tiempo y la distancia que tiene una persona para sacar un arma y lograr dispararla sin que se la quiten, añade.
Asimismo, expone que la misma se enseña a las fuerzas de Estados Unidos y fue traída como una novedad a Argentina por la exministra de Seguridad Patricia Bullrich cuando Milman formaba parte de su equipo.
¿Capuchetti considera normal que una persona como Uliarte tuviera en su casa una referencia a una técnica tan específica y sofisticada? Al parecer sí, y por eso nunca indagó sobre quien escribió esa nota, entrenó o capacitó a los detenidos, se afirma en el archivo.
Asimismo, se señala que la jueza visitaba regularmente la Agencia Federal de Inteligencia durante el Gobierno de Macri, entidad que estaba dirigida por Gustavo Arribas y Silvina Majdalani, quienes tienen un procesamiento firme por espionaje ilegal al Instituto Patria (fundado por Fernández).
También se conoció que su hermana trabajó en escuchas contra el kirchnerismo, que Capuchetti recibió indicaciones sobre cómo tratar mediáticamente el caso y se reunió con el editor general del diario Clarín, Ricardo Roa, quien inventó la teoría de una acción espontánea de “un loquito suelto” al referirse al intento de asesinato
¿Alguien digita u opina por detrás de las autoridades judiciales sobre curso de la causa, su comunicación y las sucesivas filtraciones? Todos estos hechos detallados en una solicitud de recusación hacen insostenible la continuidad de la jueza al frente de la misma, concluye el video. jha/gas
