De esa simbólica manera, el embajador cubano Marcos Rodríguez, funcionarios de la misión, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, el presidente municipal José Manuel Pozos, la senadora Gloria Sánchez, y miembros del Movimiento de Solidaridad con Cuba, rememoraron aquella gesta en sentido homenaje al Comandante en Jefe en el sexto año de su deceso.
El Museo de la Amistad Cuba-México, en la ribera del Tuxpan, fue el punto de concentración y homenaje a Fidel y sus expedicionarios, exactamente el fijado para abordar en 1956 aquel pequeño yate de paseo conseguido por Antonio del Conde, conocido como El Cuate, para hacer su travesía por las turbulentas aguas del Caribe siempre con peligro de zozobrar.
Pero los 82 combatientes zarparon de ese espigón imbuidos por aquella histórica frase que aún resuena en el muelle: Si salimos llegamos, si llegamos entramos, si entramos triunfamos, y así fue.
Toda la odisea está expuesta como deslumbrante crisol en el museo que, como señaló el embajador Rodríguez, es un referente de hermandad, y sitio de recordación y homenaje permanente de nuestros héroes y mártires quienes salieron de allí dispuestos a ser libres o mártires.
Y México fue para ellos como para José Martí, que inspiró a los revolucionarios y les dio la confianza en el triunfo, la valentía de cada uno de aquellos jóvenes, el apoyo del pueblo mexicano y el respaldo que encontraron en México para lograr la definitiva independencia de Cuba, como destacó el diplomático.
El yate Granma se convirtió en símbolo no solo de la rebeldía del pueblo cubano, sino en referente de lazos inquebrantables entre Cuba y México, los cuales hoy conmemoramos, expresó el funcionario.
Las aguas que vieron zarpar al Granma aprecian hoy la relación de amistad y cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos, señaló.
Médicos especialistas cubanos apoyan en la atención en las zonas de más difícil acceso y colaboran con sus pares mexicanos para garantizar salud y mejor calidad de vida y con ello honramos un compromiso de hermandad que ha sido demostrado en los momentos más difíciles y retadores de los últimos meses.
Hoy mi país navega en un yate de 11 millones de personas. Asediado, pero nunca hundido. Su capitán zarpó desde este mismo lugar y nos dejó un rumbo claro que sabremos mantener. La amistad de los mexicanos y nuestra historia común ha sido primordial ante cada embate; pero puedo asegurarles que la proa se mantiene alta y firme. El Granma seguirá navegando, afirmó.
El embajador agradeció las atenciones y las emocionadas palabras de sus anfitriones veracruzanos, quienes recordaron con gran amor que la preparación de los revolucionarios en México es uno de los jalones más importantes en la historia de la amistad eterna entre los dos pueblos.
oda/lma