En un comunicado emitido este domingo, la comandante Karen Findlay dijo que la fuerza policial también conocida como Scotland Yard cuenta con un equipo de oficiales entrenados en lidiar con las diferentes tácticas que emplean los manifestantes, incluidos los equipos sofisticados que utilizan para encadenarse unos a otros.
De acuerdo con Findlay, la nueva ola de protestas tendría lugar en Londres a partir de esta semana, y se extendería hasta el 14 de diciembre.
El grupo ecologista, que no suele anunciar con antelación el lugar donde se manifestará para evitar los arrestos preventivos, tuvo en jaque a la capital británica y sus alrededores en octubre pasado.
Durante el mes que duró la campaña para exigir al Gobierno que deje de otorgar nuevas licencias de extracción de combustibles fósiles, Just Stop Oil cerró calles y autopistas y arrojó pintura contra edificios gubernamentales y tiendas de artículos de lujo.
Dos activistas también derramaron sopa de tomate en un cuadro de Vicent Van Gogh que se exhibe en la Galería Nacional, y otra pareja ingresó al museo de cera de Madame Tussauds donde embadurnó de pastel de chocolate una estatua del rey Carlos III.
Tras una breve tregua, los ambientalistas retomaron las protestas, aunque esta vez concentrados en una importante autopista que rodea la capital, donde escalaron las vallas de señalizaciones y provocaron grandes atascos en el tráfico.
De octubre a la fecha, alrededor de 750 manifestantes fueron arrestados, y de ellos, 182 serán presentados ante los tribunales.
La semana pasada, un diputado conservador tachó de criminales a los miembros de Just Stop Oil por el caos y las interrupciones que causan con sus protestas, y exhortó al primer ministro Rishi Sunak a proscribir a la organización bajo el amparo de la ley antiterrorista.
En respuesta, el gobernante admitió que las manifestaciones hacen sufrir al público y ponen vidas en peligro, pero dejó el asunto en manos de la Policía, la cual, dijo, tiene todo nuestro apoyo.
jcm/nm