Según la edición dominical del diario The Times, el presidente de la Asociación de Directores de Salud Pública, Jim McManus, afirmó que esa decisión expone a los refugiados y a los trabajadores de los hoteles donde son reubicados a un riesgo evitable y prevenible, y aumenta la carga sobre los servicios sanitarias de esas localidades.
El periódico asegura que docenas de personas sospechosas de estar infestada con difteria fueron trasladadas en las últimas semanas del campamento de Manston, en el sur de Inglaterra, a diferentes instalaciones hoteleras costeadas por el Gobierno, a la espera de que se procesen sus solicitudes de asilo.
Se teme, sin embargo, que los controles de salud en el campamento estén colapsados, y no se le informe a las autoridades de salud si a los migrantes que llegan a sus localidades se les hizo análisis clínicos, estuvieron infectados o expuestos a la enfermedad, o si están bajo tratamiento.
Las alarmas saltaron tras conocerse que un migrante fallecido la semana pasada después de estar internado en Manston, tuvo la enfermedad, aunque todavía se investigan las causas reales del deceso.
En declaraciones este domingo a la televisora Sky News, el ministro de Transporte, Mark Harper, dijo que los casos de difteria detectados en el país fueron importados por los propios refugiados que cruzan el canal de La Mancha, y aseguró que el riesgo de que se propague al resto de la comunidad es muy bajo.
En el Reino Unido existe un programa de vacunación contra esa enfermedad altamente contagiosa que ataca la garganta y las vías nasales, y en ocasiones provoca ulceraciones en la piel, y según se informó semanas atrás, las personas detenidas en Manston también están recibiendo la vacuna.
Más de 40 mil personas cruzaron en lo que va del año el estrecho que separa el sur de Inglaterra de la costa norte de Francia a bordo de botes de gomas y otras embarcaciones endebles.
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