Con una altura de dos mil 847 metros sobre el nivel del mar y de figura cónica casi perfecta, el volcán está ubicado en la región de La Araucanía y tiene un amplio historial de erupciones intensas, la última de ellas ocurrida en 2015.
Desde hace varias semanas los vecinos de poblados cercanos informaron de un incremento de retumbos y sismos moderados, así como columnas incandescentes de más de 200 metros de altura sobre su cráter.
La Onemi decretó el 8 de noviembre la fase de alerta amarilla para las comunas de Villarrica, Pucón y Curarrehue, en La Araucanía; y Panguipulli, en la vecina región de Los Ríos, ante una probable erupción.
Cristian Farías, geofísico y director del Departamento de Obras Civiles y Geología de la Universidad Católica de Temuco, advirtió este sábado a la radio Biobío que la actividad actual tiene características muy diferentes a otras anteriores.
Hay dos tipos de eventos que por lo general ocurren separados, pero ahora suceden al mismo tiempo, precisó el experto.
Unos son los temblores llamados de largo período, debido a la desgasificación y explosiones en el lago de lava, entre uno o tres kilómetros al interior del cráter, y los otros son los habituales sismos tectónico-volcánicos en la base de la caldera, a más de cuatro kilómetros de profundidad.
Para graficar la situación, Farías comparó una eventual erupción con lo que sucede al destapar una botella de champaña previamente agitada.
Según la municipalidad de Villarrica, los viejos vecinos saben bien cómo comportarse ante una emergencia, pero hay mucha gente que llegó recientemente, además de los turistas muy numerosos en esta época del año, lo cual implica una campaña de información muy intensa.
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