Un informe publicado por dicha entidad enfatizó en que omitir el riesgo de llegar a ese punto puede significar subestimar hasta ocho veces el costo económico del calentamiento climático.
Tal aseveración es resultado de análisis sobre las pruebas científicas de superar en más de 1.5 grados la temperatura global, que es el objetivo que fijó la comunidad internacional en el Acuerdo de París de 2015, el cual propuso limitar el aumento de la temperatura a muy por debajo de dos grados, preferiblemente a 1,5.
Las investigaciones señalan que a partir de ese nivel cabe la posibilidad de efectos como el hundimiento del casquete polar en el Antártico occidental o en Groenlandia, la descongelación del permafrost ártico, el parón de las corrientes del Atlántico o la destrucción de la selva amazónica.
Cambios de ese tipo se propagarían a los sistemas socioeconómicos y ecológicos en un tiempo muy breve que dificultaría la adaptación de las poblaciones y eso afectaría gravemente a los sistemas humanos y naturales, afirma el informe.
La OCDE enfatizó en que tradicionalmente se considera, de forma equivocada, que hay una gran probabilidad de que esos puntos de inflexión no se producirán y se menosprecian a la hora de tomar decisiones en política climática.
De ahí la insistencia de las pruebas científicas actuales que abogan por una acción climática sin precedentes, urgente y ambiciosa para afrontar los riesgos de una inflexión del sistema climático.
En concreto, los expertos plantean que es vital limitar el incremento de la temperatura global a 1.5 grados Celsius, con una superación nula o muy limitada de ese umbral.
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