Por Roberto F. Campos
Redacción de Economía
En la esquina del parque habanero donde confluyen la Calzada de Ayestarán y la Avenida 20 de Mayo, frente al Banco Internacional de Comercio S.A. (Bicsa), se alza una de las más singulares estatuas ecuestres.
Es un conjunto escultórico nombrado Los portadores de la antorcha, de la artista estadounidense Anna Vaughn Hyatt Huntington (1876- 1973), el cual representa el mito de Prometeo, quien acudió un día al monte Olimpo para robar el fuego que Zeus arrebató a los hombres.
Pero Prometeo fue perseguido hasta caer muerto, no sin antes entregarlo a otro hombre más joven y fuerte, según la obra en cuestión.
Al respecto, en el diálogo Protágoras de Platón, Prometeo robó las artes de Hefesto y Atenea, y se llevó también el fuego porque sin él no servían para nada y proporcionaba de esta forma a los hombres los medios con los que ganarse la vida.
Entonces, este conjunto artístico es un gran homenaje a la transmisión de la cultura. Representa el momento en que un joven montado sobre un corcel detiene su marcha para recoger la antorcha de la “civilización” de un atleta agotado.
El monumento original de Anna Vaughn Hyatt, en aluminio, está situado en la plaza de Ramón y Cajal de la Ciudad Universitaria de Madrid, frente a la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, y se conoce también como El relevo.
Es una de las mayores del mundo esculpidas en ese material y la autora la comenzó en 1950 y la terminó en 1953. Fue emplazada en 1955.
La réplica en bronce de La Habana, de más de tres metros de alto y con un peso aproximado de mil 500 kilogramos, fue donada en 1956 por Archer Milton Huntington, esposo de Anna, al pueblo de Cuba. Otras réplicas en bronce están instaladas en la Universidad de Valencia, en España, y en otros dos centros de altos estudios en Estados Unidos.
LEGADO DE ANNA VAUGHN HYATT EN CUBA
El legado artístico de Anna llegó a Cuba no solo a través de Los Portadores de la antorcha. En 1958, el esposo también donó una réplica de la estatua de Diana Cazadora en el instante que está por lanzar una flecha, pieza que se encuentra también en La Habana, en los jardines de la sede de la Federación de Mujeres Cubanas.
Pero lo que selló la huella de esta artista con la historia de Cuba fue el asumir y realizar a sus 82 años la más famosa estatua de José Martí, que desde 1965 se alza en el Parque Central de Nueva York y desde 2017 cuenta con una réplica en el parque 13 de marzo, en La Habana.
En el caso de Los portadores de la antorcha, una de las características más importantes radica en la calidad técnica. Es sorprendente la anatomía de los humanos y del caballo. El moldeado del bronce deviene metafóricamente carne y músculos.
Los rostros muestran un nivel de detalle en la gestualidad que roza la literalidad de sentimientos como agonía (en el joven moribundo) y esperanza (en el jinete).
Mención aparte está el movimiento furioso del caballo. Esa particular genialidad de Huntington para detallar estos animales se puede apreciar en otras obras como la ya mencionada estatua de Martí o el Cid Campeador, con réplicas en Buenos Aires, Argentina, y en Sevilla, España.
Este conjunto escultórico es también una seña al más puro clasicismo griego, donde las obras se inspiraban en los mitos. Y es que las creaciones de Anna Vaughn Hyatt representan a seres humanos nobles e idealizados, y captan acciones y posturas desinhibidas.
Realizó obras para espacios públicos nacionales e internacionales, así como para numerosos museos y colecciones, de ahí que hoy podamos disfrutar en Cuba el arte de esta creadora singular.
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