Esta es una de las conclusiones de un estudio hecho por expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la FAO y el Programa mundial de Alimentos (PMA), donde se analiza el crecimiento de la inseguridad alimentaria, sus causas y soluciones.
Interrogado por Prensa Latina sobre si aún es posible cumplir el objetivo de hambre cero en 2030, el representante para esta zona de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Mario Lubetkin, dijo mantener el optimismo, pero ello depende de la acción de un grupo de actores que deben trabajar en esa dirección.
“Me refiero, señaló, a los Gobiernos, a la sociedad civil, a un papel más activo e importante del sector privado y también a las instituciones internacionales que podemos acompañar y orientar a los responsables de tomar decisiones”.
Explicó el funcionario que no existe una solución mágica, pero ante cada situación proponen un conjunto de acciones que vayan más allá de apreciar la magnitud de las dificultades y problemas.
Lubetkin precisó que en estos momentos se está más lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, en particular los dos primeros, el hambre cero y la reducción de la pobreza, debido a la combinación de varios aspectos.
Entre ellos, afirmó a esta agencia, están la pandemia y su incidencia sobre los indicadores económicos globales, como el desempleo y la profundización de las desigualdades, las cuales agravaron una injusticia alimentaria ya existente antes de la Covid-19.
También mencionó la guerra en Europa y el aumento de precios desencadenado a partir de abril.
No obstante existe una rejilla de posibilidades, que pasan por decisiones de los Gobiernos, como no restringir el comercio internacional de alimentos e insumos, o vincular los programas de protección social a la transformación agrícola.
Enumeró, además, la necesaria transparencia de la información, promover la eficiencia y la asistencia técnica para conseguir fuentes alternativas de fertilizantes, y otro menú de opciones que podrían mover las agujas en la dirección adecuada.
Con todo esto, concluyó, quizás no llegaríamos al objetivo del hambre cero en América Latina y el Caribe para el 2030, pero estaríamos mucho más cerca y, sobre todo, habríamos revertido una tendencia negativa.
jha/car/eam