Las embestidas, ocurridas el 29 y 30 de noviembre en dos aldeas de Kivu del Norte, dejaron al menos 131 civiles muertos, entre ellos 17 mujeres y 12 niños, así como varios heridos.
En un comunicado, Guterres condenó enérgicamente las agresiones y aplaudió la investigación “con miras a llevar a los responsables ante la justicia”, apuntó.
Afirmó que la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco) apoyarán al gobierno en estos esfuerzos.
Asimismo, instó al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) y a todos los demás insurgentes a cesar de inmediato las hostilidades y desarmarse incondicionalmente.
También pidió a todas las partes que faciliten el acceso de la ayuda humanitaria a las comunidades afectadas y garanticen la protección de los civiles y el respeto del derecho internacional humanitario.
El titular de la ONU subrayó el firme compromiso de la organización de apoyar al gobierno y al pueblo congoleños en sus esfuerzos por lograr la paz y la estabilidad en el este del país.
Los ataques del 29 y 30 de noviembre son los más recientes de una ola de violencia contra la población civil por grupos armados en la RDC.
El jefe de Monusco, Bintou Keita, quien ofreció el viernes un informe al Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, aseguró que la situación de seguridad en el país africano “se ha deteriorado dramáticamente” en las últimas semanas.
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