Hrafnsson participó en un conversatorio organizado por la Fatpren y la Federación Internacional de Periodistas en esta capital en el marco de su visita a Argentina como parte de una gira por Latinoamérica.
Durante la cita, agradeció el apoyo de líderes progresistas de Brasil, Colombia y esta nación a la lucha por la excarcelación de Assange.
Este caso es una de las mayores amenazas a la libertad de prensa de los últimos tiempos. Va mucho más allá del interés de un individuo. Luchamos por valores fundamentales de la profesión, afirmó.
Además, alertó sobre el riesgo de que Assange sea llevado a Estados Unidos y condenado a 175 años de prisión por sacar a la luz crímenes de guerra cometidos por militares de ese país en Iraq y Afganistán, así como miles de archivos secretos de la diplomacia norteamericana.
«No podemos aceptar que el Departamento estadounidense de Estado decida quién es o no periodista. Hay una criminalización de la profesión a todos los niveles, lo cual envía una señal aterradora a todo el mundo», señaló.
Asimismo, indicó que se trata de una venganza política de la Casa Blanca por la filtración de los archivos y una amenaza a todos: “No se acerquen a nuestros secretos más oscuros porque los vamos a perseguir donde sea que estén”.
Durante las últimas semanas, el editor jefe y su colega Joseph Farrell sostuvieron reuniones con el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, y el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
También fueron recibidos por el jefe de Estado argentino, Alberto Fernández, y la vicemandataria Cristina Fernández.
Hrafnsson aseguró que la región puede lograr un efecto multiplicador e incidir sobre otros líderes para que apoyen a Assange.
A mediados de este año, el gobierno británico comunicó su decisión de permitir la extradición del ciberactivista, después que el Tribunal Superior de Londres aceptara la apelación de fiscales norteamericanos contra la decisión de una jueza de primera instancia que se negó a su traslado por problemas de salud.
Assange está encerrado en Reino Unido desde que Ecuador le retiró en 2019 el asilo político otorgado siete años antes y permitió que la policía lo arrestara en su embajada en Londres.
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