En un comunicado de prensa, el MNCR indica que el pasado martes las piezas llegaron al país y les fueron entregadas, y precisa que se trata de un cargamento que desde hace casi 10 años estaban en una bóveda del Banco BICSA (Banco Internacional de Costa Rica S.A.), bajo la custodia del consulado de Costa Rica en Miami a la espera de repatriarlas.
La directora del MNCR, Ifigenia Quintanilla, comentó que «no fue fácil traerlas, el monto del avalúo era de dos millones 275 mil colones (casi cuatro millones de dólares), sobre eso debíamos pagar un seguro y el Museo no tenía contenido presupuestario».
Destacó que este año 2022 se pudieron traer las piezas, gracias a la intervención del viceministerio administrativo del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), la colaboración del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, a la donación de transporte de Carlos Badilla de la empresa Ocean Logistics.
También, prosiguió, a que el Instituto Nacional de Seguros (INS) pagó el seguro.
De su lado, la titular del MCJ, Nayuribe Guadamuz, aseguró que esos objetos son un tesoro invaluable y espera que pronto puedan formar parte de las exposiciones del museo, de modo que podamos conocer sus orígenes, materiales, usos, entre otros aspectos muy relevantes de estos artefactos.
El jefe del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural del MNCR, Olman Solís, sostuvo que repatriar piezas arqueológicas es un proceso que involucra a muchos actores y explicó que el cargamento lo componen principalmente pequeñas y medianas vasijas, algunos instrumentos musicales, figurillas humanas, incensarios y fragmentos cerámicos.
Se estima que tienen una antigüedad de más de dos mil años, refirió y calificó de llamativo que en el lote repatriado había tres replicas recientes, es decir, objetos muy parecidos a las piezas precolombinas.
El MNCR reveló que las piezas fueron identificas por peritos en arqueología de la institución como provenientes de la región arqueológica Central, sector Caribe, indicó que ya son parte del patrimonio arqueológico nacional y lo que sigue es registrarlas en las bases de datos para catalogarlas y estudiarlas.
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