Acorde con Naciones Unidas, tras los embates de la contingencia sanitaria se intensificó la exclusión social, y la inequidad de ingresos dentro de los países aumentó alrededor del uno por ciento, como promedio, en las naciones de mercados emergentes y en desarrollo.
Aparejado con las caídas del poder adquisitivo, la discriminación y las agresiones motivadas por el odio segmentan aún más a las sociedades, al tiempo que dañan la capacidad de los ciudadanos de disfrutar de las oportunidades disponibles en igualdad de condiciones.
El organismo internacional acotó igualmente que aproximadamente una de cada cinco personas ha sufrido marginación por al menos uno de los motivos prohibidos por el derecho internacional, como el origen étnico, la edad, el sexo, la discapacidad, la religión y la orientación sexual.
En algunos Estados, alertó, las mujeres tienen más del doble de probabilidades que los hombres de sufrir discriminación, y lo mismo pasa para un tercio de los individuos con algún tipo de discapacidad.
También sirve esta jornada mundial para promover el socorro y buscar soluciones para aquellos que por la violencia o la pobreza huyen de sus países y cuya cifra, a mediados de 2021, alcanzó un récord de 24 millones 500 mil.
De cada 100 mil personas en todo el mundo, 311 fueron refugiados, un 44 por ciento más que los 216 por cada 100 mil personas en 2015, con el norte de África y Asia occidental siendo las mayores fuentes, divulgó la ONU.
Justamente, algunos de los objetivos del Día Internacional que hoy se celebra, estriban en ponderar la unidad dentro de la diversidad, fomentar iniciativas para la erradicación de la pobreza, y recordar a los gobiernos que deben honrar y hacer respetar sus compromisos con los acuerdos globales.
La Declaración del Milenio, aprobada por la Asamblea General del Naciones Unidas en septiembre de 2000, estableció a la solidaridad y la tolerancia como valores fundamentales para las relaciones internacionales en el siglo XXI.
Sobre el primero de ellos apuntó cómo los que sufren, o los menos beneficiados, merecen la ayuda de los más favorecidos.
En relación al segundo, abogó por el respeto mutuo entre los seres humanos, en toda su diversidad de creencias, culturas e idiomas.
“No se deben temer ni reprimir las diferencias dentro de las sociedades ni entre éstas; antes bien, deben valorarse como preciados bienes de la humanidad. Se debe promover activamente una cultura de paz y diálogo entre todas las civilizaciones”, acotó el documento.
lam/ifs