En un informe al Consejo de Seguridad, Otunbayeva señaló que la población de la nación islámica vive en la incertidumbre con respecto a su futuro y explicó que, si bien los talibanes tiene el control, no son capaces de frenar a los grupos terroristas.
La también jefa de la Misión de Asistencia de la ONU en ese país reportó que los medios de comunicación y la sociedad civil padecen intimidación y acciones represivas de parte de las instituciones de facto.
Además, hizo énfasis en la supresión de las libertades de las mujeres, que incluyen la prohibición de su acceso a las escuelas secundarias y superiores, así como a los espacios públicos y políticos.
Otunbayeva denunció las ejecuciones y los castigos corporales públicos, e informó que la ONU abrió un diálogo con los talibanes sobre los derechos humanos y las violaciones de las leyes internacionales.
Aseguró que Naciones Unidas seguirá brindándole asistencia humanitaria y dándole voz a los reclamos de derechos y libertades fundamentales de los afganos.
“Estamos comprometidos con estos objetivos y tratamos de mantener un espacio de diálogo con los talibanes, pero debemos hacerlo con un sentido de realismo, paciencia y una comprensión adecuada de la situación a medida que esta evoluciona”, puntualizó.
Por otra parte, refirió que la corrupción disminuyó, lo cual incrementó los ingresos del gobierno de facto.
“Con esos ingresos, y al reducir los costos de gobierno, los talibanes lograron financiar su presupuesto y anunciaron que tienen recursos para iniciar algunos proyectos de desarrollo”, apuntó la diplomática.
No obstante, aclaró que aunque los talibanes gestionaron la economía mejor de lo que se esperaba, más de la mitad de la población se alimenta gracias a la asistencia internacional.
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