Amelia Duarte de la Rosa*
Desde su apertura en septiembre pasado, el segmento de alto nivel de la Asamblea hizo un llamado a los líderes mundiales a dejar de lado sus diferencias para buscar soluciones a los problemas más urgentes del planeta.
Así lo expresó el presidente de ese foro de debate multilateral, Csaba Kőrösi, al reconoer que el orbe enfrenta crecientes incertidumbres y fisuras geopolíticas.
“Responder a los desafíos más apremiantes de la humanidad exige que trabajemos juntos y nos concentremos en lo que nos une”, dijo.
El diplomático húngaro también señaló que, pese a tornarse más manejable, la pandemia de la Covid-19 continúa causando estragos en todo el mundo, lo que se suma a una aguda inseguridad alimentaria, precios de la energía en alza, alta inflación e interrupciones en la cadena de suministro global.
Por su parte, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, mencionó como desafíos presentes los conflictos y el cambio climático, la existencia de un sistema financiero global roto que les falla a los países en desarrollo, así como la persistencia de la pobreza, la desigualdad y el hambre.
Cambio climático, de vuelta al centro del debate
La cumbre climática (COP27) que tuvo por sede la ciudad egipcia Sharm El Sheikh sesionó del 6 al 20 de noviembre con la prioridad de reducir la emisión de gases contaminantes y cumplir las promesas de financiamiento, en medio de un contexto global marcado por crisis geopolíticas y económicas.
Ambos asuntos estuvieron entre los más discutidos en el foro, al igual que un fondo sobre pérdidas y daños causados por el cambio climático, reclamado en la anterior cumbre por los países en vías de desarrollo, pero rechazado por varias potencias, con Estados Unidos a la cabeza.
Sin embargo, tras bajar el telón luego de dos semanas de acalorados debates, foros, talleres y exposiciones, la cumbre climática dejó al mundo con un sabor agridulce por los resultados dispares de la cita.
Si, por un lado, fue un sonado triunfo la aprobación de un fondo para financiar las pérdidas y daños en los países pobres, por otro el evento fracasó en adoptar medidas más drásticas para enfrentar el flagelo.
Es un logro histórico tras 27 años de discusiones y reclamos de las naciones en vías de desarrollo, afirmó el canciller egipcio y presidente del cónclave, Sameh Shoukry, al referirse al primer tema.
Adoptada por consenso de las casi 200 delegaciones, la creación del fondo también fue aplaudida por Guterres.
El debate sobre el tema fue tan ríspido que la 27 Conferencia tuvo que posponer su cierre durante casi 48 horas debido a las diferencias entre el Norte y el Sur.
Los primeros fueron reacios desde el principio a aceptar el proyecto, mientras los segundos lo respaldaron en bloque al presentarlo como una vieja demanda muy necesaria en la actualidad.
El fondo será financiado en su mayor parte por los países ricos y aportaciones privadas, pero deja una ventana para que otras naciones emergentes, como China, puedan aportar recursos, un tema que promete debate.
Por otro lado, el futuro de las fuentes de energía fósil dejó descontento a ambientalistas, expertos y ONG porque el texto final del evento deja muchas dudas.
Desde un principio varios países, en especial los productores de carbón, gas y petróleo, rechazaron ponerle coto a esa industria altamente contaminante.
Otro tema clave en la COP27 que generó choques fueron las presiones para levantar el pie al acelerador en los objetivos de mitigación y reducción de emisiones de gases contaminantes.
Algunos estados intentaron sepultar los acuerdos adoptados en la cumbre de París, de 2015, que limita el calentamiento mundial a muy por debajo de dos grados, preferiblemente a 1,5, en comparación con los niveles preindustriales.
Aunque varias delegaciones propusieron flexibilizar el pacto, al final se impuso la mayoría que rechazó cualquier cambio a tan sensible tema.
Durante la cumbre también fue reiterado el llamado al Norte a cumplir sus promesas de entregar 100 mil millones de dólares anuales como ayuda para combatir los efectos del cambio climático a las naciones menos desarrolladas.
Según cálculos de la iniciativa Global Carbon Project, las emisiones de gases contaminantes por el uso de combustibles fósiles alcanzaron niveles récord en 2022 tras la disminución durante la pandemia de Covid-19.
Necesidad de poner fin a los conflictos armados
Desde que estalló el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, el titular de la ONU, llamó a la comunidad internacional a unirse para aliviar la situación de los civiles y detener los impactos mundiales de esa contienda.
En una alocución al Consejo de Seguridad, Guterres se refirió a sus intercambios con el presidente ruso, Vladimir Putin, y con el mandatario ucraniano, Volodomir Zelensky, para acabar con la guerra y seguir ampliando la ayuda humanitaria.
Pero, destacan expertos, se apegó a la visión de Occidente y señaló a Moscú como el principal responsable del conflicto en Ucrania, lo cual es fuertemente criticado por el Kremlin que pidió al organismo multilateral un enfoque más objetivo e imparcial.
Rusia comenzó el pasado 24 de febrero una operación militar especial en Ucrania, después que las autoridades de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk le solicitaron ayuda para repeler la agresión de fuerzas nacionalistas ucranianas.
Putin señaló que el fin de esa operación solo es posible si Kiev cesa las hostilidades y cumple exigencias de Moscú, que por años denuncia cómo el Gobierno ucraniano incumple los Acuerdos Minsk I y Minsk II destinados a poner fin a la masacre en el Donbass.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, instó a Guterres a actuar de manera imparcial ante cualquier conflicto y, en particular, con respecto a los últimos acontecimientos en Ucrania.
También China hizo un llamado a la comunidad internacional a desempeñar un rol constructivo para lograr la distensión del conflicto, y restaurar lo antes posible las negociaciones de paz
Convocó además a mayores esfuerzos por frenar las secuelas del conflicto en el mundo, garantizar la estabilidad del mercado energético y la distribución de alimentos.
Manifestó rechazo a las sanciones unilaterales y a que las naciones en desarrollo sean forzadas a pagar el precio de su imposición.
Otro de los conflictos que centraron la atención de la Asamblea General fue el palestino-israelí.
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, acusó a Estados Unidos de ser cómplice de los crímenes israelíes en los territorios ocupados y criticó la selectividad del Consejo de Seguridad de la ONU al aplicar sus resoluciones.
Es sorprendente observar a países como Estados Unidos que afirman ser los protectores del derecho internacional mientras brindan “apoyo ilimitado a Israel, lo protegen de rendir cuentas y lo ayudan a seguir adelante con sus políticas agresivas”, denunció el mandatario al intervenir en Naciones Unidas.
Señaló que el Reino Unido tiene también responsabilidad en el sufrimiento del pueblo palestino y por tanto llamó a Washington, Londres y Tel Aviv a disculparse y a reparar el daño causado.
Reiteró su llamado a buscar una salida negociada al conflicto en base a las resoluciones aprobadas, aunque Israel rechaza cualquier diálogo.
Desde África la situación en el Sahel, también atenta contra la estabilidad de la región.
Líderes africanos denunciaron a lo largo de este año que el terrorismo y la inseguridad siguen propagándose en la zona e impactan de forma negativa en la vida de millones de personas.
De igual manera, argumentaron que la presión terrorista y ataques de insurgentes de Al-Qaeda y del Estado Islámico sirvieron de pretexto para la reaparición de gobiernos militares en tres países miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental.
Calificaron el problema de connotación mundial y solicitaron la atención y apoyo de la comunidad internacional para tratar la situación.
Con este escenario bélico en el mundo, muchos representantes gubernamentales abogan por promover el multilateralismo y la cooperación internacional de manera abierta, inclusiva, justa y mutuamente beneficiosa como única vía para salvar el presente y el futuro inmediato del mundo.
*Periodista de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina
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