Bajo un gobierno interino, la nación de los cedros sortea desde la noche del 31 de octubre los obstáculos del cuarto vacío constitucional después de la independencia, luego de la gestión de seis años del general Michel Aoun.
Un mes antes de la salida de Aoun del Palacio Presidencial de Baabda iniciaron en el Parlamento las sesiones de votación para designar al nuevo jefe de Estado y tras 10 fracasos, la ausencia de consenso y la falta de entendimiento obligó a una pausa hasta 2023.
Cuando todo transitaba hacia unas “aparentes vacaciones políticas” por Navidad y Fin de Año, el diálogo entre el líder del Partido Socialista Progresista, Walid Jumblatt, y el jefe de la Corriente Patriótica Libre, Gebran Bassil, rompió el estancamiento en la escena libanesa para transmitir un mensaje de que el panorama hoy puede cambiar radicalmente mañana.
Según el canal local Al Manar, ambas figuras abordaron las especificaciones de un presidente de la República: honesto, que tenga conocimientos económicos, impulse reformas, y lo más importante, no ser un provocador de ninguno de los partidos políticos.
Aunque no existió un acuerdo sobre el nombre a ocupar la presidencia, el encuentro puso fin a la indiferencia entre progresistas y la Corriente; y tanto Jumblatt como Bassil discutieron además el plan de recuperación, el expediente del Fondo Monetario Internacional, sus solicitudes y las reformas financieras: control de capitales y otras.
Para los analistas locales y de la región, el inmovilismo en Líbano responde a la postulación de un candidato de desafío y confrontación, sometido a los dictados del exterior y a favor de intereses individuales.
En este contexto, el jefe adjunto del Consejo Ejecutivo de Hizbulah, Sheikh Ali Damoush, enfatizó que la entrada al abordaje de los problemas y condiciones de vida de los libaneses depende de la realización de las elecciones presidenciales y la formación de un gobierno con plenos poderes capaz de hacer decisiones y encontrar las soluciones a las crisis.
Al mismo tiempo, el representante de la Resistencia islámica consideró que el rechazo al diálogo y la internacionalización de las elecciones aumentan la tensión y la división en el país como consecuencia de la injerencia externa y la insistencia de una propuesta provocadora.
El dirigente de Hizbulah destacó que el único camino para una solución ante los equilibrios políticos existentes es el entendimiento interno y la oposición a las órdenes de Estados Unidos y sus aliados de Occidente y de la región.
De acuerdo con expertos, la atmósfera internacional aún no ha alcanzado la etapa que sugiere un aumento en el nivel de interés en los detalles de la nación, tras la realización en las últimas semanas de la primera Cumbre Árabe-China en Riad y la reunión “Bagdad 2” entre Francia y los países vecinos de Iraq.
Reportes locales coincidieron que el retorno de los diputados a sesión no ocurrirá antes del 10 de enero, en el intento de elegir por mayoría absoluta al nuevo representante de la comunidad cristiana maronita en desempeñar el cargo de jefe de Estado.
Los círculos políticos mantienen en las boletas a los nombres de Michel Moawad, Suleiman Franjieh y al Comandante General del Ejército, Joseph Aoun, como las principales opciones hacia el Palacio Presidencial de Baabda.
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