La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó el decreto en el Diario Oficial de la Federación, en el cual se les concede a dichas playas la categoría de santuarios.
El objetivo, señala el texto, es proteger las zonas de anidación y reproducción de las tortugas marinas bajo esquemas que garanticen la preservación de sus elementos naturales y de los servicios ambientales que proporcionan.
Informa que, para ello, se realizaron los ajustes necesarios a los polígonos que conformarán estas nuevas áreas y que incluirán superficies de anidación que no contaban con protección, así como zonas en buen estado para el desarrollo y conservación de los quelonios.
Agrega que esos 17 santuarios se encuentran en los estados de Chiapas, Guerrero, Jalisco, Michoacán de Ocampo, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas y Yucatán y contarán con el total de hectáreas indicado.
Las playas de anidación de las tortugas marinas son los sitios de mayor relevancia en su ciclo de vida ya que en ellas se lleva a cabo su fase de reproducción, cuando las hembras salen a depositar sus huevos en nidos construidos en la arena para su incubación, explica el decreto.
Si todo marcha bien, en un periodo de 45 a 60 días las crías nacen para dirigirse al mar y formar parte de la nueva generación de quelonios marinos. Por ello es importante preservar las condiciones de las playas de anidación a fin de que el proceso sea exitoso.
A estos santuarios llegan para anidar las tortugas marinas: golfina (Lepidochelys olivacea), laúd (Dermochelys coriacea), carey (Eretmochelys imbricata), verde -también conocida como blanca y en el Pacifico como negra o prieta- (Chelonia mydas), caguama (Caretta caretta) y lora (Lepidochelys kempii).
Para promover la producción de crías que se internen al medio marino, desde 1966 el gobierno federal implementó el Programa Nacional de Conservación de Tortugas Marinas, a través de la instalación de campamentos tortugueros.
oda/lma