Altos precios de los alimentos, los medicamentos, la hospitalización, los combustibles y la devaluación sin precedente de la moneda nacional impactaron en la realidad de una nación de múltiples contradicciones internas e injerencia extranjera.
El panorama desolador de los últimos 12 meses acentúo el fenómeno de la migración de los mejores profesionales del país y el costo de acoger en su territorio a más de dos millones de refugiados sirios, palestinos y de otras nacionalidades.
A las puertas del nuevo año, Prensa Latina resume en cinco fechas clave el escenario político de Líbano en 2022, en el contexto de la prolongación del vacío de poder y la necesidad de restablecer las instituciones del Estado.
El 15 de mayo, Líbano celebró las elecciones parlamentarias en un ambiente tranquilo y con un alto grado de abstención, en la que participaron un total de 718 candidatos en 103 listas electorales, incluidas 118 mujeres.
Por segunda vez en la historia, la diáspora libanesa ejerció su derecho al voto en alrededor de 58 países y los resultados confirmaron la fragmentación del legislativo, dividido aquí a partes iguales entre musulmanes y cristianos.
El 31 de mayo, el diputado Nabih Berri recibió la mayoría de 65 votos a favor para su reelección como presidente de la unicameral legislatura y dirigir la institución en su séptimo mandato ininterrumpido desde 1992.
Líder del Movimiento Amal, el político de 84 años es considerado un apoyo político dentro del Estado al establecer un equilibrio para la comunidad chiita en términos de representación.
El 23 de junio, Najib Miqati obtuvo el respaldo de 54 de los 128 parlamentarios para volver a encabezar el gobierno libanés, tras la celebración de las consultas convocadas por el presidente de la República, Michel Aoun.
Desde esta fecha, el nombrado primer ministro intentó designar a los miembros del nuevo gabinete y la falta de entendimiento lo impidió para una gestión interina y con poderes constitucionales limitados.
El 27 de octubre, Líbano e Israel materializaron por separado la firma del acuerdo de demarcación de la frontera marítima del sur, bajo la supervisión de Naciones Unidas y la mediación de Estados Unidos.
Representantes de ambas partes acudieron a la sede de las Fuerzas de Paz en Naqoura para hacer realidad la entrada en vigor del documento final de la disputa marítima y poner fin más de dos años de negociaciones indirectas.
La posición unificada de las máximas autoridades del Estado, Gobierno y el Parlamento libanés junto al equipo técnico y la opción de poder de la Resistencia islámica, Hizbulah, defendieron los derechos de Líbano a beneficiarse de sus recursos naturales.
El 31 de octubre, Líbano entró en un vacío de poder luego de la conclusión del mandato de seis años del presidente de la República, Michel Aoun.
La nación despidió al jefe de Estado número 13 después de la independencia e inició un vacío presidencial, junto a la ausencia de un gobierno real por primera vez desde la adopción del Acuerdo de Taif a fines de los años ochenta del siglo pasado.
Ausencia de consenso político e influencia externa obstaculizaron la elección del próximo mandatario, luego de la convocatoria a 10 sesiones parlamentarias.
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