«Brasil gana aliento» con la elección del fundador del Partido de los Trabajadores, aseguró Pacheco en su intervención que tuvo lugar durante la sesión solemne de investidura, celebrada en el Parlamento.
Precisó que el país con Lula «se llena de expectativas propias de quien fue agraciado con otra oportunidad».
Una oportunidad de hacer más, de hacer mejor, enfatizó el senador, quien consideró que es «la hora es de pacificación».
El parlamentario defendió que el inicio del nuevo Gobierno es «momento de renovación de la esperanza, de la esperanza en un país más inclusivo, seguro, democrático y justo».
Alertó que no será tarea fácil, pues la nueva administración llega con desafíos complejos, como unificar un Brasil polarizado, garantizar compromisos sociales y gobernar con responsabilidad fiscal.
Pacheco reiteró que «unir al país en pro de un objetivo común es imperativo y urgente”.
Sin mencionar nombres, invitó a reconciliar a los brasileños que discreparon sobre los rumbos del país, «incentivar actos de generosidad, desanimar el revanchismo, cohibir con absoluto rigor actos de violencia, reestablecer la verdad, fortalecer la libertad de prensa, honrar la Constitución Federal y venerar la democracia».
Minutos antes, en la misma ceremonia, Lula elogió el triunfo de la democracia, la cual propició que ganara las dos rondas de elecciones de octubre ante el mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro.
«Si estamos aquí es gracias a la conciencia política de la sociedad brasileña», afirmó el exdirigente obrero en un extenso primer discurso luego de jurar como nuevo jefe del Ejecutivo.
Insistió en que la democracia resultó «la gran victoriosa», al enfrentar y superar las “más violentas amenazas a la libertad del voto”, en evidente referencia a los ataques a las urnas que realizó Bolsonaro, quien codiciaba reelegirse.
Recalcó que la «democracia ganó» y la «rueda de la economía volverá a girar».
También prometió que asumiría el poder con el compromiso de reconstruir el país junto a su pueblo y que rescataría del hambre a 33 millones de personas y de la pobreza, a 100 millones, casi la mitad de la población.
Veinte años después de abrazar al poder por primera vez, el extornero mecánico, de 77 años, fue proclamado por una tercera ocasión presidente, ahora junto a su vice, el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin.
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