El jefe de seguridad, Tom Manger, refirió en un comunicado de prensa que el departamento está «claramente mejor» que antes de los eventos de 2021, cuando más de dos mil manifestantes irrumpieron en el recinto en un esfuerzo por subvertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.
En ese momento, más de 140 oficiales resultaron heridos y el agente, Brian Sicknick, murió a causa de múltiples derrames cerebrales después de que lo rociaron con una sustancia química durante los disturbios.
Algunas de las mejoras destacadas por Manger incluyen la creación de relaciones con los departamentos de policía en el área de Washington, D.C. y sus alrededores, y la contratación de agentes de la ley con conocimiento de los eventos de seguridad nacional.
El Congreso también aprobó una legislación que permitirá a la policía del Capitolio llamar a la Guardia Nacional, en lugar de esperar una aprobación previa.
«Quizás lo más importante es que estamos reclutando y capacitando a nuevos oficiales de policía a un ritmo que, en los próximos meses, nos pondrá por encima de nuestros niveles de personal previos a la pandemia y anteriores al 6 de enero», dijo Manger.
En total, el departamento implementó más de 100 avances, refirió.
«El clima de amenazas actual requerirá una vigilancia continua y haremos todo lo posible para cumplir con nuestra misión de proteger a los miembros del Congreso, el Complejo del Capitolio y el proceso legislativo», alegó Manger.
“Con el estado polarizado de nuestra nación, un ataque como el que sufrió nuestro Departamento el 6 de enero de 2021 podría intentarse nuevamente y si sucede lo impensable, estaremos listos”, señaló.
Las amenazas contra miembros del Congreso de Estados Unidos aumentaron drásticamente en los últimos cinco años, según la policía del Capitolio. Solamente en 2021, el departamento investigó casi 10 mil casos.
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