La máxima figura de Hizbulah insistió en el camino del entendimiento para la designación del nuevo jefe de Estado de la República sin esperar nada del extranjero, porque el tiempo apremia a la luz de la crisis económica y financiera.
En un discurso televisado la víspera en homenaje a los comandantes Qassem Soleimani y Abu Mahdi Al-Mohandes, el secretario general enfatizó que el movimiento no necesita un presidente que le brinde protección ni lo apuñale por la espalda.
Sobre este tema, Nasrallah puntualizó el derecho a adherirse a un mandatario del diálogo y lejos de la confrontación, “porque de lo contrario sería ir a una guerra civil”.
El jefe de Hizbulah calificó de ignorantes a aquellos que vinculan las negociaciones nucleares de Irán con la designación del presidente de Líbano y rechazó cualquier acusación contra Teherán de interferir en los asuntos internos del país.
A inicios de semana, el jefe del Consejo Político de Hizbulah, Ibrahim Amin Al-Sayed, y el patriarca maronita, Mar Beshara Boutros Al-Rahi coincidieron en la urgencia de nombrar al próximo mandatario lo antes posible y el candidato electo debe contar con el mayor porcentaje posible de votos en el legislativo.
La nación de los cedros sortea los obstáculos del cuarto vacío constitucional después de la independencia en 1943, luego del fin del mandato de Michel Aoun, el pasado 31 de octubre.
Desde el inicio el pasado 29 septiembre de las sesiones de elección parlamentarias, ningún candidato de la comunidad cristiana maronita cuenta con el respaldo de dos tercios de los diputados o por la mitad más uno para ocupar la presidencia de la República.
Líbano sufre una crisis económica y financiera, exacerbada por el aumento de los precios de los alimentos, el combustible, los medicamentos, el combustible y la electricidad, y el colapso del tipo de cambio de la moneda nacional.
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