Tal acuerdo establece parámetros para la gestión de los flujos migratorios.
En una nota, el Gobierno afirma que «el documento contiene compromisos ya contemplados por la Ley de Migración brasileña, considerada una de las más avanzadas del mundo, como la garantía del acceso de personas migrantes a servicios básicos».
Según el texto, «el retorno de Brasil al pacto refuerza el compromiso del gobierno brasileño con la protección y la promoción de los derechos de los más de cuatro millones de brasileños que viven en el exterior».
Cuando el gigante sudamericano rubricó el pacto, junto a 164 naciones, el gobernante era Michel Temer y el ministro de Relaciones Exteriores, Aloysio Nunes Ferreira, quien hizo un llamamiento a su sucesor, Ernesto Araújo, para que mantuviera al país en el trato, al alegar que no existía pérdida de soberanía.
Al asumir el cargo, el entonces canciller de Bolsonaro señaló que el compromiso era «inadecuado para lidiar con el problema» y que «la inmigración no debe ser tratada como una cuestión global, sino de acuerdo con la realidad y la soberanía de cada país».
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien derrotó al exmilitar en la segunda vuelta del sufragio del 30 de octubre, reitera en cada oportunidad que tiene el compromiso de regresar a Brasil al mundo.
«Todos quieren ampliar las alianzas y trabajo conjunto con Brasil en el comercio, en la cuestión del clima y en los grandes temas globales. Estamos volviendo al mundo», escribió recientemente en una red social.
El fundador del Partido de los Trabajadores hará el 23 de enero el primer viaje internacional de su Gobierno a Argentina, luego visitará Estados Unidos, Portugal y China.
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