Solo tres personas sobrevivieron al accidente, todas pasajeras en el camión ya que las 18 que viajaban en el ómnibus, que iba a exceso de velocidad cuando el conductor perdió el control en una carretera del estado de Bauchi, murieron en el choque y el posterior incendio.
El dictamen oficial establece que el conductor del ómnibus transitaba a exceso de velocidad cuando perdió el control y embistió al camión de frente.
A fines de diciembre pasado lo que transcurría como una fiesta popular en una ciudad nigeriana devino sufrimiento para sus participantes el pasado día 28 cuando un auto descontrolado la interrumpió y mató a siete personas.
El dictamen inicial de la catástrofe determinó que el conductor perdió el control del auto y embistió a alta velocidad la reunión en curso en una calle de la ciudad de Calabar, estado de Cross River y, además, hirió a varias personas.
Tras la tragedia el paisaje era desolador debido a los cuerpos esparcidos por toda la zona, los gemidos y los pedidos de auxilio de los heridos, según testimonios de sobrevivientes.
La festividad callejera era parte del espectáculo de los ciclistas, uno de los principales atractivos de los carnavales durante el cual los nigerianos muestran sus habilidades y cuyo colorido atrae a visitantes del resto del país y de Estados vecinos desde hace más de dos décadas.
Los accidentes de tránsito en las carreteras y ríos africanos son tan comunes y su costo en vidas humanas y bienes tan enormes, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) los incluyó en la categoría de epidemia.
La desobediencia de las leyes del tránsito, el mal estado de las vías y de los vehículos, las sobrecargas son algunas de las causas más comunes de esas catástrofes, que abarcan los ríos, según las estadísticas.
A primera hora de hoy socorristas que auxilian a los náufragos de un río en el estado septentrional nigeriano de Kebi anunciaron el rescate de 10 cadáveres, cómputo provisorio ya que prosigue la búsqueda de más víctimas.
Buscamos a por lo menos otros 10 cuerpos, según declaraciones a la prensa de uno de los buzos voluntarios que cumplen la dramática tarea.
La catástrofe sobrevino cuando la embarcación en la cual viajaban unas 100 personas entre ambas orillas del río Níger se partió en dos en medios de las procelosas aguas cerca de la aldea de Samanaji, en el distrito de Koko-Besse, según precisiones de testigos.
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