La división que distingue al Partido Republicano quedó evidenciada cuando los miembros de esa tolda fueron incapaces de ponerse de acuerdo para nombrar al nuevo presidente de la Cámara de Representantes.
Después de 13 votaciones en la que el aspirante a vocero de esa instancia, Kevin McCarthy, no alcanzara los 218 votos requeridos para el cargo, los legisladores acordaron levantar la sesión para primera hora del fin de semana.
Las reglas de la Cámara de Representantes requieren que los congresistas sigan votando hasta que alguien obtenga 218 votos, una cifra que se separa por muy poco de los 222 republicanos que integran esa instancia tras las elecciones de medio término de noviembre del pasado año.
La situación, cuyo más reciente precedente tuvo lugar hace exactamente un siglo, fue previamente vaticinada por analistas y medios especializados debido a la negativa manifestada por un grupo de congresistas ultraconservadores de apoyar a McCarthy, quien hasta el mes pasado se desempeñó como líder de la minoría.
El estancamiento continuo deja a la Cámara en el limbo, ya que los legisladores primero deben elegir un orador antes de pasar a otros asuntos en el nuevo Congreso.
Mientras tanto, los demócratas dieron unánimemente su visto bueno al líder de la minoría, el representante Hakeem Jeffries de Nueva York que, con los 212 votos de sus correligionarios terminó con más apoyo que el aspirante de la tolda roja.
Este, aseguran observadores, constituye un comienzo desfavorable para los republicanos al anteponer un enfrentamiento entre McCarthy y un pequeño grupo de miembros de extrema derecha cercanos al expresidente Donald Trump (2017-2021), que prometieron permanecer unidos para negarle el mazo de vocero.
El actual mandatario, Joe Biden, criticó la incapacidad de los republicanos para elegir al nuevo líder y calificó sus luchas públicas de vergüenza para el país.
Para Biden, el espectáculo con el bloqueo en la Cámara Baja no es su “problema”, pero lamentó que «el resto del mundo lo está viendo».
Por otro lado, a fines de semana, el ocupante de la Casa Blanca anunció nuevas medidas adoptadas por su administración y bajo las cuales quienes busquen ingresar ilegalmente serán expulsados a México con efecto inmediato.
Las normas ampliarán y agilizarán las vías reglamentarias para una migración ordenada y acarrearán nuevas consecuencias para quienes no las utilicen, dijo en un comunicado oficial la Casa Blanca.
De esa forma incrementarán las expulsiones aceleradas de las personas que intenten entrar en Estados Unidos ilegalmente y que no sean deportadas bajo el Título 42, las cuales serán enviadas de regreso a México y sujetas a una prohibición de reingreso por cinco años.
Sin embargo, según el anuncio, el gobierno estadounidense ampliará el proceso del llamado parole para nacionales de Nicaragua, Cuba, Venezuela y Haití.
Si cumplen las condiciones, hasta 30 mil personas al mes de estos cuatro países podrían viajar a Estados Unidos por un periodo de dos años y recibir autorización para trabajar.
La administración demócrata tiene la intención también de acoger hasta 20 mil refugiados procedentes de países de América Latina y el Caribe durante los años fiscales 2023 y 2024.
Ello sitúa a Estados Unidos a un paso de triplicar las admisiones procedentes del hemisferio occidental solo en este calendario fiscal, puntualizó la Casa Blanca.
El Título 42, que debió derogarse el pasado 21 de diciembre, fue una orden de salud pública adoptada durante el mandato de Trump que permite al gobierno rechazar a los migrantes citando la pandemia de la Covid-19.
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