Estos fragmentos se unieron para formar la notación 7 ciervos, que data de hace más de dos mil años, del 300 a.C., varios siglos más antigua que las pruebas obtenidas anteriormente.
«El calendario maya es uno de los rasgos más distintivos y conocidos de la cultura y de los pueblos tradicionales mesoamericanos. Se utilizó durante siglos antes de la llegada de los europeos, y parte de él se sigue utilizando entre las comunidades indígenas mayas de Guatemala», explicó en un comunicado David Stuart, profesor de Historia del Arte que descubrió los fragmentos.
De acuerdo con los expertos, el registro de los 7 días del ciervo es importante para comprender el desarrollo del calendario adivinatorio de 260 días.
El calendario es un aspecto importante de la identidad indígena maya en muchas comunidades contemporáneas, y este hallazgo establece una buena base para comprender los orígenes de la escritura, la ciencia y la religión mesoamericanas.
Los investigadores encontraron también otros 10 fragmentos de texto que revelan una tradición de escritura establecida, múltiples manos de escribas y murales que combinan textos con imágenes de un complejo ritual primitivo.
«Antes de esto, muchos suponían que los mayas simplemente tomaron prestado un sistema más antiguo de otras culturas cercanas. Ahora sabemos que lo tenían tan temprano como cualquier otro, si no antes», señaló Stuart.
«Los mayas fueron actores clave en el desarrollo de Mesoamérica en su conjunto», remarcó.
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