Una nota publicada en el sitio oficial del INGV señala que como resultado de investigaciones realizadas en la aldea Faraglioni se hallaron estructuras que datan de entre los años 1400 y 1200 antes de nuestra era, de gran importancia arqueológica, ya que revelan técnicas de construcciones defensivas del Mediterráneo en la Edad de Bronce.
En los trabajos intervinieron además expertos del Parque Arqueológico de Himera, en Sicilia, de la Universidad Suor Orsola Benincasa, de Nápoles, así como del Laboratorio de Ciencias de la Tierra de Ustica (Labmust), de la Universidad de Siena, del Departamento de Geociencias de la Universidad de Trieste y del Ministerio de Cultura.
“Trajimos a Ustica instrumentos científicos para realizar prospecciones geofísicas, como el radar de penetración terrestre y equipos de tomografía eléctrica, señaló Vicenzo Sapia, investigador del INGV, quien detalló la participación de destacados geólogos, geofísicos, arquitectos y arqueólogos.
“Gracias a ellos, fue posible localizar con precisión y de forma totalmente no invasiva los cimientos profundos de la estructura de barrera a lo largo del muro, que cumplía las funciones de la primera barrera defensiva”, añadió Sapia.
El asentamiento en esa isla, 50 kilómetros al norte de Sicilia, se caracterizaba por un ordenado plan urbano con decenas de chozas construidas al borde de calles estrechas, con una imponente muralla de 250 metros de largo y entre cuatro y cinco de altura, que rodeaba la localidad para defenderla de ataques e incursiones, agregó.
“Nuestro descubrimiento abre una nueva ventana a la comprensión de este antiguo pueblo, sugiriendo una complejidad defensiva que supera las expectativas”, afirmó por su parte Franco Foresta, director del Labmust.
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