El comunicado oficial de la CBF emergió un día después de la invasión y depredación, por parte de adeptos radicales del derrotado mandatario Jair Bolsonaro, casi todos vestidos de amarillo, en el Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo.
«La CBF repudia vehementemente que nuestra camisa sea usada en actos antidemocráticos y de vandalismo», afirma la entidad en la nota publicada en la red social Twitter.
Por los hechos señalados, el cálculo del perjuicio al patrimonio público aun se contabiliza, pero nformes preliminares aseguran que hubo destrucción de fachadas de vidrio, vitrales, muebles, reliquias históricas y documentos, además de hurto de armas y obras de arte.
Asimismo, se percibieron severas afectaciones de cuadros, como el mural Mulatas de Di Cavalcanti o Araguaia, de la artista Marianne Peretti.
El ministro jefe de la Secretaría de Comunicación Social, Paulo Pimenta, denunció en un vídeo que los terroristas sustrajeron aparatos de guerra.
«Las armas letales y no letales fueron robadas por los criminales dentro del Palacio del Planalto. Este es otro crimen a ser resuelto», afirmó Pimenta en el audiovisual acompañado del exdiputado federal Wadih Damous, del Partido de los Trabajadores.
El ministro mostró en sus redes sociales imágenes de la sala, en la que algunos maletines usados para guardar armas estaban esparcidos y vacíos.
Damous llamó la atención sobre el hecho de que, del modo en que la sala fue revuelta, se puede concluir que los invasores tenían información de que allí se guardaban artilugios bélicos.
«Ellos tenían información de lo que debían llevarse de aquí. Llevaron armas, documentos, municiones. Eso es muy grave, porque significa que había información», alertó.
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