La noticia, que hoy es motivo de conversaciones entre personas de los más diversos estratos sociales, es que en las últimas horas el ente Regulador Nacional de Energía de Sudáfrica (Nersa) aprobó un aumento en el precio de la electricidad de un 18.65 por ciento para el periodo 2023/2024.
Ello se hará efectivo el venidero 1 de abril.
Y poco consuelo es que Nersa desechó la propuesta de la empresa nacional de energía, Eskom, de que el incremento debía ser del 32 por ciento.
Pero ahí no termina todo: para el año fiscal 2024/2025 esa autoridad regladora estableció sobre la ya elevada subida de precios para el 2024, otro aumento del 12.74 por ciento.
Según Nhlanhla Gumede, miembro decisor de Nersa, la determinación de otorgar el aumento de tarifas fue difícil, dada la restricción financiera actual que enfrentan los consumidores, sobre todo los de menores ingresos.
Sin embargo, acotó, teniendo en cuenta los apagones continuos actuales y el difícil entorno operativo que enfrenta Eskom, era obligatorio aprobar el aumento
La decisión también se basó en las preocupaciones planteadas por Eskom sobre la disminución de la disponibilidad de energía, principalmente la generada a partir de la quema de carbón, mayoritaria en el país.
La empresa generadora ha estado realizando mantenimiento de rutina en sus plantas de energía de carbón, las cuales, por demás, están tardando demasiado en entrar en funcionamiento debido a las continuas averías. Esto ha aumentado la frecuencia de apagones continuos, explicó Gumede.
Al comentar la decisión de Nersa, el director financiero de Eskom, Calib Cassim, dijo que esa medida contribuirá positivamente desde un punto de vista financiero y de sostenibilidad, pues el nuevo nivel de precios refleja mejor el costo de producir electricidad con eficiencia.
Eskom informó recientemente una pérdida de 12.3 mil millones de rands (algo más de 71 millones de dólares) para el año que finalizó en marzo de 2022.
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