La entrega tuvo lugar en una zona rural del departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela, confirmó el CICR a la prensa.
En la operación humanitaria participaron la Defensoría del Pueblo, la Iglesia católica y la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, detalló.
Julia Tolentino, jefa de la oficina del CICR en Saravena, municipio de Arauca, señaló que las consecuencias humanitarias de los conflictos armados y la violencia continúan afectando a distintas zonas del país, entre ellas ese departamento.
«Nuestro compromiso como trabajadores humanitarios es ayudar a las personas que sufren por esa realidad, en ese sentido, agradecemos al grupo armado por confiar en nuestro rol como intermediario neutro», manifestó.
Expresó que el CICR valora el gesto que permitirá que estas personas se reencuentren con sus seres queridos.
Las dos personas se encontraban en adecuadas condiciones de salud y luego de la entrega fueron llevadas a otra zona para la reunificación con sus familias, detalló Tolentino.
«La situación humanitaria en Colombia continúa siendo compleja, por eso para nosotros es fundamental insistir en el diálogo confidencial con los portadores de armas para sensibilizarlos sobre los efectos que tienen los conflictos armados», comentó.
Agregó que ese diálogo serviría además, para recordarles que, por difíciles que sean las circunstancias, el respeto y la aplicación del derecho internacional humanitario pueden disminuir el sufrimiento.
El CICR participa en estas operaciones humanitarias por solicitud directa de las partes interesadas y bajo los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia que guían su labor, enfatizó.
nmr/otf