Francesco Mennini, presidente de la Sociedad Italiana de Evaluación de Tecnologías de la Salud (Sihta), alertó en declaraciones divulgadas este martes en el sitio digital del diario Il Sole 24 Ore sobre la alta incidencia de esta patología, que obliga a un elevado consumo de recursos sanitarios, por sus significativos costos directos e indirectos.
Los gastos relacionados con este problema representan, según los últimos datos, alrededor del 3,2 por ciento del gasto total del Servicio Nacional de Salud, por un total de aproximadamente cuatro mil millones de euros, y para 2026 se estima un incremento de los costos anuales por esta enfermedad del 10,8 por ciento.
A pesar de su alta prevalencia, esta patología es significativamente infradiagnosticada en Italia, especialmente en sus etapas iniciales, incluso en pacientes con factores de riesgo conocidos como diabetes, obesidad, hipertensión arterial o problemas cardiovasculares, señala el reporte.
Su carácter de enfermedad silenciosa y la consiguiente ausencia de síntomas retrasa mucho su diagnóstico, que es fundamental para evitar el deterioro progresivo de la función renal y la progresión a su etapa terminal, que puede llevar a los pacientes a diálisis o muerte prematura.
En esta nación europea la tasa actual de mortalidad de las enfermedades renales crónicas es del 50,0 por ciento a los 5 años, en el caso de pacientes que reciben diálisis, muy superior a la de los linfomas, así como a la del cáncer de próstata y el de mama, añade la investigación.
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