Según estimó María Valdés, científica investigadora del Field Museum y la Universidad de Chicago, de los aproximadamente 45 mil meteoritos recuperados de la Antártida durante el siglo pasado, solo alrededor de un centenar son de este tamaño o más grandes.
Puntualizó que la extensión no importa necesariamente cuando se trata de meteoritos, e incluso los micrometeoritos diminutos pueden ser increíblemente valiosos desde el punto de vista científico, “pero, por supuesto, encontrar un meteorito grande como este es raro y realmente emocionante”, precisó.
Los cinco meteoritos recuperados por el equipo integrado por científicos de las universidades de Chicago, Libre de Bruselas y ETH Zurich, serán analizados en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales.
En tanto, los sedimentos que potencialmente contenían pequeños micrometeoritos se dividieron entre los investigadores para estudiarlos en sus instituciones.
Valdés subrayó que el estudio de los meteoritos ayuda a comprender mejor nuestro lugar en el universo.
“Cuanto mayor sea el tamaño de muestra que tengamos de meteoritos, mejor podremos entender nuestro Sistema Solar y mejor podremos entendernos a nosotros mismos”, acotó.
De acuerdo con los expertos la Antártida es un lugar difícil para trabajar por ser extremadamente fría, remota y salvaje, sin embargo es uno de los mejores sitios del mundo para buscar meteoritos.
En parte eso se debe a que es un desierto y su clima seco limita el grado de erosión que experimentan los meteoritos.´
Además, el paisaje es ideal para la caza de meteoritos, pues las rocas espaciales negras se destacan claramente contra los campos nevados.
Incluso cuando los meteoritos se hunden en el hielo, el movimiento de agitación de los glaciares contra la roca de abajo ayuda a volver a exponer los meteoritos cerca de la superficie de los campos de hielo azul del continente, mencionó el artículo.
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