El jefe de Estado alertó que la idea del progreso en el mundo se derrumba si no se detiene la crisis climática que podría extinguir toda la vida en el planeta, incluida la humana y no en milenios, sino en décadas.
Recordó que la gran energía que ha permitido el crecimiento de las ganancias en los últimos 200 años es la del carbón y luego la del petróleo, y es difícil conocer la historia de la ganancia del capital sin los combustibles fósiles.
«El capitalismo, al anular el poder planificador de las naciones y liberalizar al máximo las relaciones mercantiles, construyó una especie de anarquía global en las últimas tres décadas, que hace imposible tomar las medidas de cambio económico y social que se necesitan para reducir a cero las emisiones de los gases de efecto invernadero”, enfatizó.
En su opinión, ante tal incapacidad planificadora del capitalismo, éste ha delegado en el mercado y el sistema de precios la solución a la crisis climática, sin que los tiempos que se necesitan para ello coincidan con los tiempos inmediatos que necesita la vida en el planeta.
Pero, advirtió, la solución a la crisis climática no está en los capitalistas individuales, ni en el sistema de precios, ni éste garantiza cambios tecnológicos con la rapidez necesaria.
«Vamos al suicidio colectivo aferrados al mercado. Los países hoy sobre endeudados no tienen recursos ni para las obras de adaptación ni para las de mitigación de la crisis climática. La solución que proponen las conferencias climáticas de la ONU es endeudarse más, una solución improcedente», remarcó.
Aseguró que las empresas no tomarán decisiones de cambio a las tecnologías limpias si estas no aumentan la productividad de sus trabajadores, por eso, a pesar de los discursos y la retórica política, la acumulación de CO2 en la atmósfera no solo crece, sino que se acelera.
«Si el capitalismo de los últimos 30 años no es capaz de solucionar el problema que el conjunto del capitalismo produjo en la historia: la articulación entre la ganancia ampliada con el cambio químico y ampliado de la atmósfera, entonces este capitalismo acabará con la humanidad o la humanidad lo enterrará para poder seguir viviendo», expresó.
Exhortó a los empresarios que participan en el Foro de Davos a pensar en otro capitalismo como su última posibilidad: el capitalismo descarbonizado.
Conminó a que la Conferencia de las Partes (COP), la cumbre anual de la Convención Marco de la ONU sobre cambio climático, tenga poder vinculante en sus decisiones.
Indicó que el capitalismo descarbonizado no puede proteger más la economía fósil y derechos fundamentales tienen que dejar de ser mercancías sujetas a ganancia, como el agua potable, la alimentación básica, la salud preventiva y sus medicinas.
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