Por lo general, las estimaciones sobre el Producto Interno Bruto (PIB) constituyen una valiosa información para los hacedores de políticas públicas, empresarios y acreedores, por solo mencionar algunos actores interesados.
Sin embargo, también resulta conocido que la mejora del indicador macroeconómico para nada implica progresos en las condiciones de vida de la gente, sobre todo en África, donde las desigualdades tienden a empeorar.
Por los nuevos cálculos del AfDB, el continente podría registrar un alza del PIB superior a la media global, estimada en 2,7 y 3,2 puntos porcentuales para este año y el próximo, respectivamente.
Pese a la confluencia de múltiples perturbaciones, el crecimiento en las cinco regiones africanas fue positivo en 2022 y la perspectiva a mediano plazo es estable, señaló la institución, mediante la red social de Twitter.
Entre los factores adversos, el organismo reconoció el aumento vertiginoso de los precios de los alimentos y la energía, así como el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales.
A la altura de 2010, África dedicaba como media 5,0 por ciento de sus presupuestos a pagar deuda, pero hoy destina 16 por ciento, y “muchos países están teniendo enormes dificultades para proveer a sus poblaciones de servicios básicos”, alertó el año pasado la directora regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Ahunna Eziakonwa.
Algunos estados registraron proporciones mucho más altas: las transferencias a los acreedores representaron alrededor del 50 por ciento de los presupuestos nacionales y las proyecciones para 2023 van por la misma senda, a juzgar por informaciones oficiales.
Un informe del AfDB reconoció a mediados de 2022 que la recuperación económica sigue siendo desigual y frágil, aunque quedaron atrás las medidas restrictivas más severas asociadas al combate a la Covid-19.
Las vulnerabilidades persistentes y las nuevas medidas de salud en el contexto de la pandemia empujaron a otros 30 millones de africanos a la pobreza extrema en 2021, ejemplificó el análisis.
Al considerar el índice de desarrollo humano, el PNUD publicó en 2019 que África mostraba las mayores expresiones de pobreza en países como Níger, República Centroafricana, Chad, Sudán del Sur, Burundi, Mali, Eritrea, Burkina Faso, Sierra Leona, Mozambique y República Democrática del Congo.
Para reducir el flagelo de manera rápida y sostenida, se necesita un crecimiento inclusivo que permita a personas de los distintos sectores contribuir al crecimiento económico y aprovechar sus beneficios, recomendó la entidad.
Sin embargo, la brecha entre acaudalados y pobres continuó aumentando en la mayoría de los territorios de África, donde alrededor del 40 por ciento de la riqueza total es propiedad de los más ricos, quienes representan aproximadamente el 0,0001 por ciento de su población, recordó la agencia de Naciones Unidas.
En el contexto de la Covid-19, quedó demostrado, además, que los altos niveles de desigualdad en la región incrementaron la vulnerabilidad de los grupos marginados, en cuanto al acceso a educación y salud e inserción económica y política.
En un foro realizado esta semana en Addis Abeba, la capital de Etiopía, la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas reiteró que el continente posee 33 de los 46 países menos adelantados del planeta.
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